Adolfo Aristarain es uno de los más interesantes directores de cine argentino. Fogueado en un buen número de películas (muchas de ellas en España, entre ellas varios espagueti-western) en las que ejerció de ayudante de dirección o director de segunda unidad, tuvo buenos maestros, como Mario Camus y Sergio Leone. Le aprovecharon las enseñanzas, pues cuando comenzó a hacer cine como guionista y director, y a pesar de empezar a hacerlo en el asfixiante ambiente político y cultural de la dictadura militar de Videla, Viola y Galtieri (1976-1982), consiguió un buen puñado de thrillers sociales que jugaron con habilidad con tramas supuestamente policíacas, aunque realmente, en el fondo, subyacía la denuncia hacia la sociedad argentina del momento, hacia el poder de los milicos que lo gobernaban todo.
Fue la época de La parte del león (1978), de esta Tiempo de revancha (1981) y de Últimos días de la víctima (1983). Tras rodar en España la serie Pepe Carvalho, adaptación a televisión del universo del famoso detective creado por Manuel Vázquez Montalbán, posteriormente se pasó al drama químicamente puro en films como Un lugar en el mundo (1992), Martín (Hache) (1997) y Roma (2004), obras siempre interesantes, en algún caso magnífica.
Tiempo de revancha se constituyó enseguida en una de las muestras más pujantes de lo que en aquel entonces, finales de los años setenta y primeros de los noventa, se conoció como el Nuevo Cine Argentino; con ella la cinematografía platense se vistió de gala con una de sus mejores películas de la década de los ochenta, un filme realizado todavía bajo la execrable bota de la Dictadura Militar que sojuzgó durante más de un lustro al país, pero que supo soslayar con buen tino la censura oficial.
Se trata de un melodrama social con ribetes de "thriller": un especialista en explosivos para minas se convierte en un hombre acosado por la empresa cuando finge un accidente para denunciar las duras condiciones del trabajo. Su vida se convertirá entonces en una auténtica pesadilla. Espléndida en forma y fondo, Tiempo de revancha reconcilia con el cine comprometido. Gran reparto, destacando el siempre notable Federico Luppi, que está espléndido, pero también ese secundario imprescindible del cine argentino del último medio siglo que fue Ulises Dumont.
112'