John Hillcoat nos interesó hace varios años con su adaptación de The road (La carretera) (2009), que nos descubrió a un cineasta sensible, capaz de poner en imágenes la dura novela postapocalíptica de Cormac McCarthy. Sin embargo, otros empeños suyos posteriores parecen entibiar la buena consideración que teníamos de este director australiano, pues ni su anterior Sin ley (2012) ni esta Triple 9, confirman el alto nivel alcanzado en aquel film.
Quizá el problema sea que Hillcoat es más un director de historias intimistas que de estos apabullantes thrillers que se estilan hoy, con grandes escenas de ultraviolencia, persecuciones de coches a porrillo y balaceras inmisericordes. Quizá. O quizá el guión del novato Matt Brook, que tiene algunas ideas brillantes, no se puede decir que sea perfecto, ni mucho menos. El planteamiento es confuso, teniendo que hacer malabarismos el espectador para enterarse de qué va aquello, entre los policías que parecen chorizos y los quinquis que parecen policías, la mafia judía (jocosamente la llaman la Kosher Nostra…) de Atlanta, con su jefa (impagable Kate Winslet, qué lejos Titanic…), el boss de la poli que resulta ser un yonqui irredento, y el inesperado conflicto moral de un tipo que sale de la cloaca para, a buenas horas, tener escrúpulos, si bien siempre se agradece la redención…
El guión no ayuda mucho, pero es cierto que Hillcoat tiene buena mano en la puesta en escena, y eso sí que contribuye a que, al menos, el espectador del film no se aburra mucho, que es a lo que razonablemente debe aspirar el (buen) cine comercial.
El título evoca el código de socorro de policía herido, que se utiliza como maniobra de distracción (no destripamos nada, está en todas las gacetillas de prensa y en los tráilers en YouTube) para que los maderos acudan en ayuda de su compañero mientras los malos hacen de las suyas en otro lugar… Claro que a lo mejor el plan no sale exactamente como estaba previsto…
Película que se queda a medio camino de casi todo, una parte final en la que las piezas empiezan más o menos a encajar, y en la que el mítico caballo de Troya aparece, metafóricamente, con interesantes resultados, hace que termine siendo una obra que podría haber sido mayor pero se queda en una cierta mediocridad, con ráfagas de buen cine, debidas antes a una competente dirección que a un guión manifiestamente mejorable.
Entre los intérpretes, además de Winslet en plan capomafia mosaica, me quedaría con la fugaz aparición de la actriz israelí Gal Gadot, y también con uno de los mejores actores negros de su generación, Chiwetel Ejiofor, de imposible nombre, siempre tan seguro.
(10-05-2016)
115'