Desde que, por parte de cierta sector de la crítica, se habló de que el cine musical "tuvo su época" o de que los creadores de este género se reducían a Kelly, Minnelli y Donen, nunca algún cine-club habrá estado más oportuno al programar las películas de este ciclo, como ahora lo ha sido el Universitario, en realidad, por motivos que sólo pueden achacarse a la casualidad. Mientras nuestra programación se proyecta, se habrá estrenado en las pantallas comerciales el último musical: West Side Story. Su visión nos permitirá apreciar lo que va de ayer a hoy, es decir, si el musical mantiene las tradicionales características de género o ha iniciado nueva etapa con los nombres de Robert Wise y Jerome Robbins junto a un nuevo reclamo de popularidad como el Todd-Ao.
Volvamos a nuestra película para ver cuáles han sido los ingredientes que han hecho posible Un americano en París: en primer lugar, la céle¬bre opereta de George Gershwin, el compositor estadounidense cuya obra parece distinguirse antes por la vivacidad y gracia de su ritmo que por la originalidad de sus ideas; de otra parte, la singular coreografía de Gene Kelly (inde¬pendientemente de su labor como actor), pues con ella ha sabido aportar ritmo interno al film; ello permite elevar el asunto a la categoría de historia bailada (frente a "musicales" de otras cinematografías cuyo asunto es mero pretexto para la danza o el canto); finalmente, el director, Vincente Minnelli, cuyo entendimiento del cine como medio expresivo del espectáculo íntegro hace que, prescindiendo de unidad de género y de tema, reúna en un estilo el sentido espectacular, rítmico y pictórico característico de su obra.
Con su sentido artístico, Minnelli contribuye a enriquecer el carácter onírico del musical: en este film, Baurel describe a su amada, y ella da, mediante el ballet, las cualidades que de la misma manifiestan, del mismo modo que, en otro momento, el pianista ve escenificado su concierto.
En la comedia musical se manifiesta, como en ningún otro género, el verdadero sentido dinámico del espacio cinematográfico debido a que los movimientos de la cámara transmiten a los espectadores el dinamismo de la danza además de querer descubrir mediante tales movimientos los sentimientos expresados por los protagonistas.
La música de Gershwin y el colorido propio de Renoir, Utrillo, Lautrec, junto a la danza de Kelly, se han dado cita en esta comedia de Minnelli, para mos¬trarnos un cierto estado de pureza cinematográfica.
(Este comentario crítico se publicó el 2 de Noviembre de 1963 con ocasión de la proyección de esta película en el Cine club Universitario de Sevilla).
Un americano en París -
by Rafael Utrera Macías,
Dec 22, 2012
5 /
5 stars
Estado puro del musical clásico
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