CRITICALIA CLÁSICOS
Disponible en Filmin.
François Truffaut fue uno de nuestros directores favoritos de la Nueva Ola Francesa, y, con Claude Chabrol, el de cine más asequible a toda clase de espectadores. Pero esta vez, con Una chica tan decente como yo (1972), nos defraudó en parte. Encontramos una película de un autor muy distante de la finura, delicadeza y humorismo de sus anteriores films.
Stanislas Prévine es un joven sociólogo que prepara una tesis fin de carrera que trata sobre el estudio de la mente de las mujeres criminales. Durante su investigación conoce a Camille Bliss, una joven que está en prisión, y a la que desea entrevistar. Camille está acusada de haber matado a Clovis, su marido, y a Arthur, su amante. Conforme avanza la conversación con ella, Stanislas está cada vez más convencido de la inocencia de su entrevistada. A lo largo de la entrevista que establece con ella le cuenta a Stanislas su vida y sus amores.
De esto trata la novela escrita por Henry Farrell, en la que había materia más que suficiente para hacer una cinta más divertida, pero en su afán por hacerla más comercial tiró por tierra el proyecto literario del escritor.
Hay aquí un François Truffaut torpe, queriendo entrar en materia sin poder, en un abierto divorcio entre la simpatía que desprende Camille, su protagonista, y el desparpajo que pone en su trabajo la actriz Bernadette Lafont y el ritmo que ha sido empleado para su puesta en escena.
Todos sabemos que este cineasta es capaz de hacer mejores cosas, como nos lo demuestra en muchos momentos de esta película, por ejemplo, cuando imita al director Alfred Hitchcock, su admirado maestro, en la escena de De entre los muertos (Vértigo) (1958).
Este film adquiere un dinamismo y una agilidad propia de una cinta del género policiaco, con imágenes vivas que cubren bien su tercio final.
En su afán por hacerlo más comercial no tuvo ningún reparo en introducir algunos chistes fáciles, situaciones comprometidas, e incluso utilizar un lenguaje y unas escenas que, a veces, rozan el mal gusto para retratar el duro carácter de la principal protagonista, una mujer de vida ligera y fácil, que interpreta muy bien la actriz Bernadette Lafont.
Pensamos que François Truffaut esta vez sacó los pies del plato, ya que tenía más clase y calidad en su cine de las que muestra aquí en esta ocasión. Película divertida pero de inferior calidad a otras suyas.
96'