[Esta película forma parte de la Sección Selección EFA del 21 Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF’2024)]
Se conoce como Primavera de Praga al efímero experimento democrático que tuvo lugar en la entonces Checoslovaquia del 1968, cuando un incipiente movimiento de liberación en el país resultó en la elección de cúpula gubernativa en la que especialmente el secretario general del Partido Comunista Checoslovaco, Alexander Dubcek, impulsó una política de apertura y democratización, experimento que, sin embargo, tuvo un abrupto final cuando en agosto de ese año el Ejército Rojo de la URSS y los de varios países del Pacto de Varsovia cruzaron la frontera checa y tomaron el poder por la fuerza. Dubcek se vio obligado a claudicar, y el país volvió a sufrir la dictadura comunista durante algo más de dos décadas, hasta que en 1989 triunfó la llamada Revolución de Terciopelo que le devolvió la democracia.
Sobre el hito histórico que supuso la Primavera de Praga, germen de lo que la Historia conoce como Eurocomunismo (que tomó como referencia a Dubcek, que definió el “socialismo con rostro humano”), trata esta Waves (literalmente “ondas” u “olas”, traducción literal del título original Vlny, si el traductor online que hemos usado no está equivocado…), que no es sino la vision de aquel vibrante, emocionante y finalmente desolador fenómeno, visto desde los ojos de un oscuro funcionario, Tomás, que fue reclutado por la Radio Checoslovaca, que sería una de las puntas de lanza en el movimiento democrático; Tomás tenía un hermano menor a su cargo, Pavel, cuya seguridad será motivo de continua coacción por parte de las ominosas autoridades comunistas para que el protagonista actúe como infiltrado en la emisora radiofónica. La historia se centra en él, pero en realidad lo que interesa es su punto de vista, el de un hombre anodino que no quería entrar en temas políticos, pero al que los acontecimientos (y el riesgo para la vida de su hermano menor) empujaron inicialmente a colaborar con los represores, para después, finalmente, ponerse el mundo por montera y presentar, junto a sus colegas de la radio, una resistencia efímera pero ciertamente emocionante.
Jirí Mádl (Ceské Budejovice, 1986) es un actor checo que desde hace algunos años se ha pasado también a la realización cinematográfica. Su formación incluye el centro privado Universidad Jan Amos Komenský, así como un máster de escritura de guiones en Nueva York. Como director este es su tercer largometraje (más dos miniseries televisivas), y lo cierto es que la buena formación de la que ha dispuesto le luce; aunque es verdad que tiene una cierta tentación hacia lo que podríamos llamar una “puesta en escena desaforada” (lo que, especialmente en el planteamiento, rechina un tanto), ese tono es perfecto para toda la parte final, la de la resistencia a la invasión soviética y de los países del Pacto de Varsovia, el tono ideal para un (en el fondo) enfervorecido panfleto nacionalista, pero también para poner en imágenes esta desigual lucha entre David y Goliat, una lucha que, en contra del desenlace bíblico, era imposible que acabara con la victoria del débil; aunque, con el tiempo (veinte años no es nada, como cantaba Gardel...), al final sí que ganaron...
Vibrante, emocionante, con un pulso frenético que tan bien conviene al tema y al tono del film, la película juega con habilidad con el dilema moral del protagonista, compelido por las amenazas del ominoso régimen comunista a colaborar so pena de resultar en grave riesgo para la integridad física de su hermano menor, del que era tutor tras la muerte en accidente de sus padres, enmarcándolo dentro del contexto general que supuso el creciente movimiento liberalizador que tuvo en la Radio Checoslovaca (y en concreto en su programa Vida Internacional) a uno de sus más firmes valedores.
Film notable, va claramente de menos a más, obviando pronto el tono de brocha gorda de las primeras escenas, para centrarse en ese drama familiar y ético del protagonista y en la valerosa resistencia pasiva que mantuvieron un grupo de gente generosa y arriesgada que luchó contra toda esperanza por una Checoslovaquia en paz y libertad, una entonces entelequia que esa generación no consiguió, pero sí la siguiente. La película, por cierto, ha sido elegida por la Academia Checa de Cine y Televisión para representar a la República Checa en la próxima edición de los Oscars.
Buen trabajo actoral en general, sin que podamos destacar a nadie en concreto. En todo caso, citaremos al protagonista, Vojtech Vodochodský, que interpreta a Tomás, el héroe a la fuerza de esta historia ciertamente impactante. Excelente la ambientación del tiempo histórico, donde se ve que se ha hecho un esfuerzo notable para reproducir el lóbrego tono de los países satélites de la URSS de la época, un tono que se correspondía plenamente con el ambiente asfixiante en lo tocante a las ideas y a las libertades.
(09-11-2024)
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