La obra de Agatha Christie, fundamentalmente como novelista, cuentista y dramaturga, es sin duda una de las más populares de la Historia de la Literatura. Su nombre es sinónimo de intriga, y pocos temas interesan más en cine y televisión que la intriga, así que, desde siempre, la gran dama del crimen ha provisto de materia a un sin número de productos audiovisuales. O, por decirlo mejor, a un número concreto aunque creciente de productos audiovisuales, si hacemos caso a la información aportada por la IMDb, el vademécum cinematográfico por excelencia, que a la fecha en la que se escriben estas líneas cifra en 179 los films, series, miniseries, TV-movies, cortos… rodados o grabados a partir de textos escritos por la popular escritora nacida en Torquay.
Lo cierto es que la novela The Pale Horse, publicada por Collins Crime Club en 1961, no es de las más conocidas de Agatha, a pesar de lo cual había sido llevada a la pequeña pantalla en, al menos, 3 ocasiones anteriores a la miniserie que comentamos: la primera en una TV-movie británica producida por ITV en 1997, la segunda dentro de la serie también inglesa Miss Marple, en 2010, igualmente producida por la ITV, y la tercera en la serie de televisión francesa Les petits meurtres d'Agatha Christie, en 2016.
Esta cuarta versión que comentamos se sustancia en 2 capítulos, distanciándose considerablemente de la materia argumental proveída por Christie, manteniendo solo el núcleo más misterioso del texto original. La historia se desarrolla en 1960 en Surrey, localidad inglesa que dista unos treinta kilómetros de Londres; comienza con el protagonista, Mark Easterbrook, hombre de alta posición social y económica, que pierde a su esposa en un terrible accidente doméstico. Algún tiempo después lo vemos con su nueva esposa, con la que se acaba de casar; en ese tiempo sabremos que el nombre de Mark aparece en una ominosa lista en la que varios de los relacionados han muerto recientemente. Mark se entera de que su difunta esposa visitaba a tres mujeres, enteramente tres brujas modernas, en un pueblecito cercano, en una casa conocida como Pale Horse, que podría traducirse como Caballo Pálido (a la manera de la figura equivalente del Apocalipsis); estas mujeres, según le cuentan, tienen el raro don de poder producir la muerte a distancia, siempre por encargo, aunque Mark es totalmente racionalista y no cree en ello…
La creadora de la miniserie es Sarah Phelps, veterana guionista inicialmente de versiones a la pequeña pantalla de obras de Dickens (Oliver Twist, Grandes esperanzas, la serie Dickensian), pero que después, aparte de otros autores (Rowling, entre otros), parece haberse especializado en adaptar a la pequeña pantalla a Agatha Christie, en miniseries como Diez negritos (2015), Testigo de cargo (2016) e Inocencia trágica (2018), entre otras. Phelps es una escritora con capacidad para intrigar, y aquí lo consigue, acentuando el aspecto misterioso y en alguna medida esotérico de la trama original, aunque como hemos dicho, el texto se ha tomado muy libremente para su adaptación a la llamada despectivamente “caja tonta”. La realización de Leonora Lonsdale es segura, brillante, incluso un punto efectista, pero con clase, así que le perdonamos ese relativo exhibicionismo autoral. Pero lo cierto es que la miniserie está puesta en escena de forma exquisita, con un tono elegante y preciosista, gusto por el encuadre exacto y por encuadres y angulaciones peculiares, lo que en el contexto de la narración, que busca el misterio y cierta zozobra en el espectador, lo entendemos perfectamente adecuado. Porque, y esa es otra de las cosas que diferencian esta adaptación del original agathachristieano, la miniserie parece buscar más la sensación de inquietud, de desasosiego, que exponer la más bien banal intriga policiaca (como todas las suyas) urdida por la escritora inglesa, llegando incluso Phelps y Lonsdale a los aledaños del género de terror, que Christie jamás osó hollar de forma tan evidente como aquí.
Hay en la miniserie elementos que remiten, efectivamente, a temas primordiales, como un desfile telúrico, de corte pagano, que entroncaría con las religiones precristianas anteriores a la constitución del reino de Inglaterra, o la representación de las supuestas “tres brujas”, que parecen corresponderse de alguna forma con sus homólogas, mucho más famosas, que tienen una importancia capital en el desarrollo del Macbeth shakespeareano.
Ideológicamente, hay una mirada más bien poco amable hacia los ricos, aunque es cierto que ello sucede en un muy segundo plano, centrándose las autoras de la miniserie en esta trama entre lo misterioso, lo inquietante y lo pagano, aunque el desenlace, que obviamente no destriparemos, camine en un sentido diametralmente opuesto, y sea más bien la ciencia la que lo determine.
Con unos muy bonitos títulos de crédito, muy creativos, la miniserie cuenta en el elenco artístico con Rufus Sewell como máxima estrella, un actor que ha incorporado con frecuencia papeles de villano, encarnando aquí con solvencia un personaje ambiguo, de lo más interesante de la miniserie. Entre los secundarios nos quedamos por una parte con la joven Kaya Scodelario, una estrella emergente en la que belleza y talento van a la par, y la veteranísima Rita Tushingham, inolvidable musa del Free Cinema.