Serie: Jaguar

Disponible en Netflix.


Hay un cierto perfil de series, en este boom actual por este producto, generalmente consumido en plataformas, en el que se ve a la legua que de lo que se trata es de hacer un producto resultón, escrito a escuadra y cartabón, con alguna cara conocida, una trama cuanto más artificiosa y truculenta mejor, y vámonos que nos vamos, como decimos en mi tierra…

Pues ese es el caso, a nuestro parecer, de esta Jaguar, serie de 6 episodios que probablemente tendrá continuidad, ambientada a principios de los años sesenta en la España franquista, con algunos flashbacks a, sobre todo, los años cuarenta en la Alemania nazi. La historia, como decimos, parte en la década sexta del siglo XX, en Madrid, donde conocemos a Isabel, una chica como de veintipocos años que es una superviviente del infierno del campo de concentración de Mauthausen, donde vio morir asesinado de un tiro a su padre. Desde entonces, vive exclusivamente para vengarse de Bachmann, el nazi que lo mató en su presencia cuando era pequeña, y que se encuentra en la capital de España, como otros muchos miembros de alto rango del Tercer Reich que encontraron acogida oficiosa bajo los auspicios de Franco. Pero cuando empieza a aproximarse a su objetivo, se encuentra con un grupo de la resistencia antifranquista que quiere hacer lo mismo, además de una forma más sistemática y organizada, así que la chica, guardándose a duras penas su impaciencia por ejecutar su némesis, se une a ese variopinto equipo compuesto por Lucena, el circunspecto jefe; Marsé, que parece el ideólogo, por decir algo; Sordo, que tiene un problema físico para hablar, con lo que no se le entiende casi nada; y el pipiolo Castro, que mantiene con Sordo una relación casi paternofilial…

A lo largo de 6 capítulos sabremos (no mucho…) de la protagonista y (aún menos) de sus inesperados compañeros, con los que guardará una relación extraña, entre la reticencia inicial y una progresiva y paulatina complicidad no exenta de resquemores conforme se va cerrando el círculo en torno al matarife nazi que todos ellos buscan aunque por diferentes motivos. Los creadores de la serie son Ramón Campos y Gema R. Neira, guionistas gallegos de larga trayectoria en el audiovisual, aunque también han hecho algunas incursiones en el cine como autores de libretos cinematográficos (El verano que vivimos, Malasaña 32…). Lo cierto es que parece que aquí Campos y Neira, que en otros momentos han brillado apreciablemente en series que han gozado de fama (Velvet, Fariña, Las chicas del cable), aquí hacen un trabajo rutinario, alimenticio, con una intriga de andar por casa a la que se le va toda la fuerza en escenas de acción poco creíbles, muy inverosímiles, en una historia lunática, extravagante, con un guion muy prefabricado, muy artificioso en el que los personajes, incluso los principales, son de cartón piedra, carecen de carne y sangre. La tensión con frecuencia es impostada, se nota el truco, en una historia en la que todo es demasiado desaforado, con situaciones de intriga muy forzadas y tópicas.

No son los únicos errores en una sereie que, por lo demás, tiene en general un buen ritmo narrativo, aunque es cierto que, siendo corta, solo 6 episodios, se hace eterna porque apenas avanza, en especial en los primeros episodios. Hay errores de ambientación “de libro”, como rodar escenas en carreteras con líneas blancas pintadas en el centro, delimitadores de los carriles de doble sentido, cuando a principios de los años sesenta a esas líneas blancas le quedaban todavía unos pocos de años para llegar a formar parte de la señalización del tráfico en España, y menos aún en las carreteras comarcales en las que están localizadas las escenas. Tampoco ayuda a la credibilidad del producto esas metralletas y pistolas de munición infinita, que pueden estar disparando minutos y minutos sin que se descarguen ni tengan que ser recargadas, qué maravilla…
 
No mejora la cosa el protagonismo, primero el individual y, sobre todo, el colectivo, una vez que Isabel se adhiere, velis nolis, al grupo que pretende encontrar también a Bachmann: el guion los pinta a todos con una pinta de “enterados” que tiran de espaldas; aunque conforme vaya avanzando la trama veremos que entre ellos hay sus más y sus menos, la apariencia de los cuatro varones del grupo de la resistencia es la de que van de “sobrados”, quizá el que menos el más joven, por obvias razones de edad. No hay posibilidad de que el espectador empatice con este grupo, máxime cuando los actores son chocantes, poco creíbles, parecen no creerse demasiado sus papeles. De esta forma no se consigue en ningún momento la identificación del público con el grupo protagonista, imprescindible en este tipo de historias. Es cierto que a Blanca Suárez sí se la ve muy motivada, seguramente porque con este personaje buscaba brillar como actriz y dejar a un lado los habituales papeles de mujer despampanante, que son los que el cine y la televisión le han venido adjudicando prácticamente desde El barco. Pero el problema es que su papel tiene poca chicha, por más que Suárez intente transmitirnos el rencor, el odio, las ganas de matar que, se supone, son las características fundamentales de su personaje.

Lástima de costeada producción, con recursos apreciables sin embargo desperdiciados en un producto artificioso, falso, como ese continuo amartillar ostentosamente las pistolas, después para nada, en una historia efectista, superficial, que busca la espectacularidad inane. Y lo peor de todo es que resulta aburrida, no engancha en ningún momento, que es lo peor que le puede suceder a un producto como este, descaradamente comercial.

Pues a pesar de todo eso, esta temporada podría no ser la última, al terminar el último capítulo con el correspondiente “cliffhanger” o final en punta, según el cual es posible que haya segunda temporada…


Jaguar - by , Jul 19, 2022
1 / 5 stars
Espectacularidad inane