No es frecuente que el cine español aborde el género negro, pero últimamente lo ha hecho con varios títulos que han resultado ser interesantes, como es el caso de 25 kilates, con el que debuta en la dirección Patxi Amézcua, por más señas guionista de El viaje de Arián. Tiene además más mérito por haber sido rodada en digital, en tan sólo 30 días y con un escaso presupuesto.
Responsable también del guión, confecciona una historia interesante de personajes marginales, como es el caso de Kay, una joven que roba coches para ganarse una vida que parece negarle su padre, que negocia con policías corruptos lo robado por éstos y lo que obtiene lo pierde en el juego. Por otro lado está Abel, un matón que se dedica a cobrar por la fuerza las deudas a aquellos que se niegan a pagar. Su mujer le abandonó y trata de sacar adelante a su hijo de pocos años. Son dos seres solitarios, necesitados de cariño, que encuentran apoyo uno en el otro y a pesar de la diferencia de edad surge el amor entre ambos. A lo largo de la trama se dan varios giros interesantes y algo inesperados pero realizados con inteligencia, entre otros la huida de una trampa mortal en la que se ven envueltos estos tres personajes.
Como buen cine negro se dan cita la ambición, un secuestro, una red de corrupción policial, asesinos implacables, sentimientos familiares, suspense, engaños, sorpresas y la violencia propia de estos casos. Está llevado a cabo con buen tacto por Amézcua, a pesar de su inexperiencia, con un ritmo ágil que produce tensión en el espectador, con una atmósfera de thriller lleno de emoción y una planificación bastante interesante.
Francesc Garrido afronta con firmeza su personaje y Aida Folch está cada vez más madura; muy bien Manuel Morón, en uno de los mejores trabajos que le conocemos. En definitiva un policiaco de buena factura, ritmo trepidante con un sólido guión para un notable debut. Ganó los premios a la mejor película, actor (Manuel Morón) y actriz (Aida Folch) en la sección Zonacine del Festival de Málaga 2009.
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