A propósito de Elly

A pesar del cachondeo que parte de la crítica instalada se trae con el cine persa (ya saben, la mamarrachada esa de que no puede haber festival que se precie sin que cuente con un filme iraní que aburra a las ovejas), lo cierto es que la cinematografía de aquella castigada zona del mundo sigue dándonos pujantes muestras de talento, de fuerza, de capacidad de innovación.

Asghar Farhadi no es uno de los grandes popes del cine iraní; por supuesto, no es el gran Abbas Kiarostami, del que esperamos con ganas su último filme, Copia certificada; pero tampoco es Yafar Panahi, absurdamente encarcelado en su país por un régimen que ya sabemos de qué pie (el del totalitarismo) cojea; ni siquiera es alguno de los animosos y notables cineastas persas de los que de vez en cuando nos llegan muestras de buen cine, como Mohsen Makhmalbaf, su hija Samira, o Majid Majidi.

Farhadi es aún joven (no ha llegado aún a los cuarenta) y se formó culturalmente dentro ya del régimen de los ayatolás, lo que, sin embargo y afortunadamente, no le entonteció. Claro que también Zhang Yimou se educó durante la nefasta Revolución Cultural china, con los conocidos desmanes maoístas, empeorados por la Banda de los Cuatro, y sin embargo ahí está, tan campante, uno de los cineastas de mayor reconocimiento mundial.

Farhadi, entonces, demuestra con esta muy notable A propósito de Elly, que hay en él un cineasta competente, con gran capacidad visual y una rara facilidad para insuflar tensión en una situación de lo más cotidiana. La historia que nos cuenta nos habla de una excursión a la costa por parte de un grupo de amigos, varios matrimonios con sus hijos y con la maestra de una de las niñas, a la que no tan secretamente todos quieren emparejar con un amigo recién regresado de Alemania, donde vive y se ha divorciado. Pero lo que parecía un festivo fin de semana con fines celestinescos, se tornará drama adensado cuando primero está a punto de perecer uno de los niños en el agua, y después se echa en falta la presencia de la maestrita a la que se quería emparejar con el emigrante en Alemania. Progresivamente el grupo va mostrando su verdadero rostro cuando la tragedia se cierne sobre todos ellos, y los secretos, y las mentiras, afloran incesantemente. Entonces se verán abocados otra vez a mentir, quizá piadosamente, o a decir la verdad a todo trance.

Admira la precisión como de relojero de la historia, la limpidez del relato, la sencillez y efectividad de los actores, casi todos ellos desconocidos en Occidente (cabría citar la excepción de la excelente Golshifteh Farahani, a la que pudimos ver en Red de mentiras, de Ridley Scott), la facilidad con la que el director se mueve entre los personajes en este relato coral para que vayan aportando su convulsa información tras desatarse la inminencia de la tragedia.

Sorprende la simplicidad para tensar la cuerda de forma inmisericorde, en un contexto de cotidianidad: aquí no hay agentes secretos, ni soldados, ni asesinos, ni policías, sólo gente corriente y moliente a la que un drama sobrevenido le supera y le hace reaccionar primariamente, con agresividad y embustes, en un ominoso cóctel que parece presagiar una hecatombe.

Hermosa en su sencillez, impecable en su mecanismo de reloj, límpida en su concepción cinematográfica, A propósito de Elly es casi perfecta, si no fuera porque, cuando el novio de la chica missing aparece en escena, hay un pequeño desfase en el ritmo narrativo que, de todas formas, no empaña la excelente calidad de este sobresaliente drama de la locura cotidiana (perdón por la cita a Bukowski, el depravado poeta a lo mejor no tan alejado de este supuestamente virtuoso grupo…).

Queremos ver más cine iraní, por mucho que algunos botarates de la crítica, con mucho (demasiado) peso en la distribución cinematográfica, se cachondeen a modo de la novedosa, a veces titubeante, siempre estimulante cinematografía persa.

(29-05-2010)