Spike Jonze, como director, y Charlie Kaufman, como guionista, consiguieron hace unos años un notable éxito de crítica con Cómo ser John Malkovich, brillante y divertido experimento sobre la posibilidad de habitar otras mentes y otras vidas. Pero parece que aquel gran debú les ha debido empachar, porque esta su segunda colaboración dista mucho de dar en la diana.
Ahora el propio guionista Kaufman, junto con un inexistente hermano gemelo, se erige en protagonista del filme, en el que habrá de escribir el guión de la novela de una periodista neoyorquina sobre un experto botánico de Florida aficionado a las flores exóticas y a su polvo alucinógeno. El miedo ante la página en blanco es uno de sus temas principales, aunque no el único; el personaje central resulta ser un panoli, un memo de gran creatividad pero incapaz de preguntar la hora, y pronto nos encontramos inmersos en un filme que trata de su propio proceso creativo; la originalidad de esa cualidad casi masturbatoria (la alusión no es ociosa...) del argumento es su mejor baza pero también su talón de Aquiles.
La aparición al frente del reparto de dos estrellas como Nicolas Cage (tan esforzado como siempre, y también tan poco creíble como es habitual) y Meryl Streep (en un papel distinto al que nos tiene acostumbrados, aquí una escritora enganchada al psicodélico polvo de la orquídea fantasma) le da una apariencia de comercialidad que, realmente, no tiene por su argumento ni por su desarrollo, en una historia tan deshilvanada como el propio proceso creativo, sin una unidad temática ni estética, aunque (es verdad) con algunos aciertos aislados, como ese hermano gemelo, botarate y siempre con buen rollo, que ofrece la frase definitiva: "uno es lo que ama, no lo que le ama". Poco bagaje, no obstante, para tanta expectación.
110'