After. Almas perdidas

Cuando Tessa toma la decisión más importancia de su vida, como es la de irse a Seattle a trabajar en una gran editorial, siguiendo su carrera, todo cambia, ya que Hardin, su novio, no quiere marcharse con ella a esa ciudad, en donde ya estuvo en la misma editorial, lo que pone en peligro la continuidad de su relación. Los secretos de la familia de Hardin hacen tambalear el futuro que tanto les ha costado conseguir unidos que les será difícil de lograr.

La vida de Tessa comienza a romperse en pedazos y ya nada será como antes. Aunque sabe que Hardin la quiere, estas dos almas perdidas están rodeadas de celos, sobre todo por la constante actitud de él que siente dudas constantemente de ella, lo que origina más de un desencuentro, a pesar de que buena parte del tiempo viven en dos ciudades distintas, pero todo se origina cuando él va a verla a Seattle.

El argumento, basado en la tercera de las novelas de Anna Todd, publicada en el año 2016, da un giro al principio con la introducción del problema personal del padre alcohólico de ella, al que acogen en su casa, y otro al final con el drama familiar de la madre de Hardin, lo que queda en suspense para la continuación de una cuarta parte, que ya está en post-producción, ya que las cuatro exitosas novelas y una precuela de la escritora norteamericana están dando para mucho.

Las críticas de las dos primeras entregas se podrían repetir para esta tercera, con alguna pequeña variación argumental, ya que se vuelven a suceder los escarceos amorosos que aparecen continuamente, así como las escenas más o menos eróticas, pero nunca explícitas, en las que se dan vueltas a lo mismo, alargando una historia que no tiene profundidad, ni consistencia, con el agravante de que es la tercera vez, lo que llega a ser tedioso, cansino y aburrido.

Sucede igualmente, a pesar de que en cada nuevo capítulo se ha vuelto a cambiar de dirección, recayendo en esta ocasión en Castille Landon, que hace con éste su cuarto largometraje, que se ha encargado también de dirigir la siguiente entrega After Ever Happy, por cuyo título se puede deducir que debe ser la última parte.

Continúa al frente la pareja protagonista, que como decíamos de las anteriores está mejor la australiana Josephine Langford que el inglés Hero Fiennes Tiffin, que no hace honor a sus tíos de honroso apellido, con su actitud antipática y salidas de tono. Por otra parte ha sido sustituido el resto del reparto por nuevos actores, para incorporar a los mismos personajes, lo que puede traer un poco de confusión al espectador que siga la saga. Los productores confían en que únicamente le interese la trayectoria amorosa de la pareja protagonista y no sea eso un problema.