El dramaturgo Peter Shaffer escribió a principios de los años ochenta un drama teatral basado en la vida y la muerte de Wolfgang Amadeus Mozart, que se convirtió instantáneamente en un gran éxito de público y crítica.
El cineasta checo-americano Milos Forman, que ya había conocido las mieles del Oscar con Alguien voló sobre el nido del cuco (1975), se encargó de su adaptación al cine, también con gran éxito, arrasando de nuevo en la ceremonia de los Oscar, consiguiendo esta vez nada menos que 8 estatuillas, entre ellas las más importantes, a la Mejor Película y Mejor Director.
La obra teatral (a la que el film sigue fielmente) narra la intriga mortal de la que supuestamente fue objeto Mozart por su colega Antonio Salieri, un músico aplicado pero carente de genio, envidioso del éxito de un gamberro de malas maneras, un niñato de la época, pero tocado por el dedo de Dios, en una historia que se recrea en la contraposición entre trabajo y arte, tal vez olvidando que, como decía Cela, la creatividad humana está compuesta por un 99% de transpiración y un 1% de inspiración.
F. Murray Abraham, en su papel de músico rencoroso, obtuvo un merecido Oscar, si bien es cierto que le encasilló desde entonces en papeles de villano, de los que no ha podido desprenderse a lo largo del tiempo. En tal vez cruel venganza, el actor que interpretaba a Mozart, Tom Hulce, ha sido olvidado, como lo fuera su opuesto Salieri: qué raras piruetas da a veces la vida...
(12-04-2005)
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