La mezcla de cine de terror y cine de denuncia política es rara y puede ser explosiva, cuando no ridícula: el caso más flagrante de esto último quizá sea aquel bodrio que protagonizaron Antonio Banderas y Emma Thompson, Imagining Argentina, que especulaba (mal) sobre precognición y desaparecidos.
Con el mismo tema, pero en un contexto distinto y, desde luego, mucha mejor fortuna, el sevillano Paco Cabezas debuta en el largometraje comercial con este estimulante thriller terrorífico entreverado de denuncia social.
Dos hermanos, argentinos de nacimiento pero españoles de adopción, viajan a su tierra de origen para consentir la desconexión de su padre, enfermo terminal en estado vegetativo, de las máquinas que lo mantienen con vida; pero una vez allí, los hermanos se ven envueltos en una espiral de terror, cuando descubren un diario antiguo, de veinte años atrás, que relata con aberrante escrupulosidad el asesinato de una familia, un matrimonio y su hija preadolescente, en un hotel en la irredenta Tierra del Fuego, esa que algunos llaman la Siberia argentina. A partir de ahí, pasado y presente se mezclarán en una vertiginosa rueda en la que los hermanos, “velis nolis”, habrán de tomar partido primero para intentar salvar a la infeliz familia masacrada dos décadas atrás, cuyo asesinato se repite constantemente, como un “deja vu”, en su presencia, pero después también para salvar el propio pellejo, cuando la intersección espacio-tiempo también les alcance, desvelando entonces algunos secretos familiares que, tal vez, hubieran deseado no conocer.
Rodada con notable sentido común y fuerte personalidad, quizá cabría reprochar a Cabezas que no se haya hecho ayudar por otro guionista más experto que hubiera podido contribuir a pulir los diálogos, con alguna frecuencia inanes, o los giros de la historia, que en ocasiones están cogidos (pillados, diremos, por si lee este texto un argentino…) por los pelos.
Pero el conjunto es fresco y estimulante, y el interés no decae durante toda la duración del filme. Además, la mezcla de terror y denuncia social funciona razonablemente, con lo que trasciende el mero ejercicio de género para alcanzar una loable faceta de compromiso social, bien imbricada en una narración intrigante y con buen sentido del ritmo.
Hay también una interesante experimentación con los planos temporales y espaciales: las escenas en las que el asesino masacra a sus víctimas veinte años atrás, ante los ojos actuales de los hermanos, e incluso mejor, las que hacen interactuar físicamente al ignominioso ectoplasma y a la pareja de desprevenidos españolitos, son magníficas, resueltas con buen sentido visual pero también con claridad, para permitir que el espectador comprenda esa terrorífica interacción espacio-temporal.
Paco Cabezas se revela así como un director estimulante, incluso por encima del buen guionista que sin duda es. Hay en él un cineasta no sólo con buena técnica, sino también un hombre con ideas que trascienden el mero entretenimiento: no son malas cualidades, no…
106'