Atmósfera Cero

Peter Hyams es un director norteamericano (Nueva York, 1943) que tuvo una primera etapa en su carrera,  iniciada en los años setenta, en la que llamó la atención no tanto por sus inexistentes cualidades de autor, lo que no fue nunca, sino por su firme pulso como buen narrador de historias, un solvente profesional que daría algunos títulos estimables, como Capricornio Uno (1977), inspirada en las paranoias conspiranoicas que afirman que el ser humano no ha pisado la luna y que todo fue un montaje; el notable melodrama romántico de época La calle del adiós (1979), en la que Harrison Ford intentaba desencasillarse de su personaje de Han Solo de Star Wars; y esta Atmósfera Cero (1981), en puridad un libérrimo “remake” del clásico del Oeste Solo ante el peligro (1952), de Fred Zinnemann. Después Hyams pareció perder el norte y, tras meterse en el charco que supuso hacer con 2010: Odisea Dos (1984) una disparatada continuación de la mítica 2001, Una Odisea del Espacio (1968), de Kubrick, ya no volvió a dar en la diana en ninguno de los olvidables títulos que perpetró a partir de entonces.

Hecha como un cóctel de géneros (predomina la ciencia-ficción, pero también son evidentes las influencias del thriller policíaco, incluso del género de acción), en el fondo Atmósfera Cero no es sino, como hemos comentado, una muy libre trasposición al espacio sideral de la trama de Solo ante el peligro: en efecto, aquí tendremos a un agente de Policía (el equivalente al sheriff del film de Zinnemann), en este caso en una base instalada en una luna de Júpiter dedicada a la extracción de mineral, en vez de en un pueblo del Far West; el agente de la ley descubrirá un delito flagrante, y como consecuencia de ello correrá serio peligro, al enviarse a la base jupiterina a un grupo de pistoleros para acabar con su vida...

A pesar del evidente parecido, la película tiene entidad por sí misma, no parece ser deudora de la otra, al dotarla Peter Hyams de una marcada personalidad propia, a lo que no es ajena, desde luego, la presencia de un magnífico, insustituible Sean Connery, que es él solo media cinta. También el escenario ayuda a ello, el espacio sideral del Sistema Solar, en el más grande de los planetas de nuestra estrella, con escenas del duelo final que propician una apreciable generación de adrenalina.

(27-04-2021)