Pelicula:

Esta película está disponible en el catálogo de Netflix, Plataforma de Vídeo bajo Demanda (VoD).

Lluís Quílez es un director español (Barcelona, 1975) con una aún corta carrera, que se ha especializado en cine relacionado con el terror, el thriller o los escenarios postapocalípticos, siendo quizá la premisa común en su filmografía el misterio, que en sus manos toma formas muy diversas. Así ocurre en todos sus cortos: El siguiente (2004), jugaba con el tema del secuestrador sexual; Avatar (2006) (sin relación con el homónimo “blockbuster” yanqui que James Cameron rodó 3 años después) planteaba la difícil relación entre un discapacitado y su cuidadora, entre el hartazgo y la tentación de acabar para siempre; Yanindara (2009) se ambientaba en un paupérrimo campamento de emigrantes gitanos al que llega alguien en busca de un milagro; Graffiti (2015) presenta un mundo acabado y distópico donde solo parece haber quedado un hombre, aunque quizá haya alguien más; y 72% (2017) plantea un escenario futurista y caótico en el que el agua es el nuevo oro.

El anterior largometraje de Quílez, único de ese formato hasta ahora dirigido por el barcelonés, es Out of the dark (2014), ambicioso film de terror rodado bajo pabellón norteamericano, más la coproducción de España, Emiratos Árabes Unidos y Colombia, con estrellas como Julia Stiles y Stephen Rea, que sin embargo no tuvo éxito alguno, ni crítico ni comercial.

A pesar de ello, Quílez ha conseguido financiación para este su nuevo proyecto, Bajocero (así, todo junto, aunque ello suponga una cierta patada al diccionario...), un thriller claustrofóbico que, ciertamente, tiene puntos de interés, aunque nos tememos que no consigue redondear la faena, si lo decimos en términos taurinos.

La acción se desarrolla en nuestro tiempo, en la zona centro de España, entre Madrid y las sierras al norte de la capital. Conocemos a Martín, un policía cumplidor de la ley, casado y con una hija pequeña, un buen padre de familia. Ha sido destinado a una nueva comisaría, y allí le espera, como primer servicio, el traslado de presos desde una prisión a otra. Martín conduce el furgón policial, pero pronto se da cuenta de que alguien, desde fuera, está saboteando el servicio porque quiere sacar a uno de los reclusos, aunque quizá no sea por lo que se podría prever...

Tiene Bajocero buenas hechuras de thriller de tensión y, en líneas generales, la generación de adrenalina, que es a lo que legítimamente aspira, está conseguida. Otra cosa es que el guion tenga bastantes flecos y puntos débiles, aunque es cierto que el giro argumental que se va produciendo de forma progresiva conforme avanza la trama es interesante y además despega la historia del mero entretenimiento para plantear un atroz dilema moral. Inspirándose en casos lacerantes de la realidad como la terrible violación, tortura y asesinato de la joven Sandra Palo, o la criminal desaparición del cuerpo de la adolescente Marta del Castillo, Quílez monta una historia de caza y captura que, ciertamente, presenta una disyuntiva ética de difícil resolución, hacer lo correcto, aunque sea ilegal, o respetar los protocolos sin que la emoción ni el corazón de padre influya para nada en esa decisión.

Esa perspectiva moralista hace que Bajocero trascienda su evidente vocación de pasatiempo, permitiendo al espectador ponerse en la piel del protagonista y decidir por sí mismo qué hubiera hecho de estar en su lugar. Lástima que la parte final, donde se plantea ese dilema ético, coincida también con una pésima planificación en el pueblecito abandonado donde se desarrolla la última secuencia, que hace tambalearse, sin pretenderlo, el realismo que, hasta ese momento había presidido el film. Es cierto que hay escenas de notable fuerza, como la del furgón en el lago helado, incluso con velado homenaje a un clásico del cine de catástrofe como La aventura del Poseidón, pero esa parte final tan malamente planteada desde un punto de vista fílmico, quizá con Quílez totalmente focalizado en la presentación del dilema que es el “leit motiv” de la película, hace que esta haga aguas.

El conjunto entonces es irregular, con momentos notables y otros bastante inferiores, con una historia de fondo que llega, aunque a veces sea a base de brochazos narrativos y sacrificando en el ara de los intereses de la historia esa lógica interna que tantas veces se echa en falta, en nuestros tiempos, en los guiones.

Buen trabajo de Javier Gutiérrez, uno de los actores más seguros de nuestra época, que tiene la rara capacidad de hacer personajes similares (en este caso policías, que son los que últimamente rueda con frecuencia: La isla mínima, la serie Estoy vivo, esta Bajocero...) dotándolos de sutiles matices que los hacen claramente distintos. Del resto nos quedamos con Patrick Criado, un jovencísimo actor madrileño que tiene una rara capacidad para los personajes esquinados, torvos, crueles, como ya demostró con su depravado mexicanito de la serie Vivir sin permiso. Eso sí, Karra Elejalde nos parece un error de casting: incluso conociendo en el transcurso de la trama su diáfana motivación para actuar como lo hace, el buen actor vasco carece de la dureza que requería su personaje.

(18-02-2021)


Dirigida por

Género

Nacionalidad

Duración

106'

Año de producción

Trailer

Bajocero - by , Feb 18, 2021
2 / 5 stars
Thriller claustrofóbico con dilema moral