Pelicula:

El western lo admite (o admitía…) todo, o casi todo. Hemos visto hasta entreverar este género con la ciencia ficción en filmes como Cowboys & Aliens, que ya es imaginación (otra cosa es que el resultado fuera tirando a abominable). Pero la mezcla de western y terror, la verdad, estaba poco transitada. Hasta ahora. Bone Tomahawk es una rara, muy rara película del Oeste, un postwestern, si nos atenemos a la denominación que hemos acuñado para aquellas películas del Oeste que se han rodado después de El último pistolero (1976), de Don Siegel, considerado el canto del cisne del género cinematográfico por excelencia. Es una rareza, en un género, o en el esqueje flamígero que también se ha denominado neowestern, perito en filmes extraños, algunos de ellos tan recientes como The salvation (2014), Slow West (2015), o Los odiosos ocho (2015).

Porque Bone Tomahawk toma referencias diversas y las mezcla con sumo desparpajo. En un contexto teóricamente clásico, como es el de la mujer (y también un hombre, lo que no es frecuente, pero que finalmente termina siendo irrelevante) secuestrada por los indios, lo que provocará la correspondiente expedición de hombres blancos para recuperarla, el paisaje, o por mejor decir, el paisanaje, resulta muy diferente. Porque los indios de marras resultan ser una tribu de capacidades cuasi taumatúrgicas, ajena a la gente de su propia raza, y con gustos culinarios cuando menos discutibles… Hablando en plata, son caníbales, y el secuestro de la bella (médica, por cierto, en una época, hacia 1860, en lo que una doctora era tan raro como ver volar a una vaca) se revela entonces no como el correspondiente rapto (que como se sabe conlleva violación) sino como una cuestión más prosaica, llenar la alacena para cuando llegue el momento de aliviar la gazuza…

Con esas líneas maestras, tendremos referencias temáticas, o influencias estéticas, o ambas cosas, de filmes tan dispares como Holocausto caníbal o El silencio de los corderos, aunque es cierto que la línea preponderante juega con las constantes del western, aliñadas para la ocasión con elementos peculiares como ese marido al que le han secuestrado la esposa, con una pierna rota, recorriéndose de tal guisa media California en pos de la amada, junto a un grupo heterogéneo: el sheriff, un hombre justo que es lo más parecido al héroe clásico del género; el dandy, siempre vestido de blanco, un paleoario que busca exterminar cualquier cosa que huela a indio, aún traumatizado por una tragedia familiar sin nombre en su infancia; el viejo ayudante del sheriff, un hombre que guarda una adoración sin límites hacia su jefe, un hombre al final del camino que no dudará en poner en riesgo lo que le queda de vida en una empresa imposible.

Con esos mimbres, el debutante director S. Craig Zahler consigue un filme irregular pero ciertamente atractivo, con algunas escenas de una dureza extrema (no destriparemos de qué hablamos; uy, perdón por el verbo, se me ha colado un “spoiler”…), una mezcla de géneros que en su extraña mixtura termina siendo más que resultón. Es verdad que Zahler, todavía escaso de tablas como director, no consigue mantener el ritmo narrativo durante todo el metraje, con un acusado bache hacia su mitad, pero el tono terrorífico, entre telúrico y primordial, mezclado con las constantes del western, aderezadas para la ocasión, dan como resultado una obra extraña, de rara fascinación, que no dejará a nadie indiferente y que, desde luego, es una aportación más que estimulante a un universo, el del cine del Oeste, que está visto se resiste a morir.

Entre los intérpretes me quedo con la actuación sobria, muy clásica, de Kurt Russell, en un personaje que podría haber hecho, de estar en el mundo de los vivos, el propio John Wayne. Ése es el canon que parece haber utilizado Russell, y lo hace con nota muy alta. Del resto me quedo con Patrick Williams, el lisiado que contra toda esperanza sufrirá un calvario para recuperar a toda costa a su amor. El viejo Richard Jenkins, perito en mil y un papeles secundarios, compone con acierto el personaje que en otro tiempo podría haber hecho un Walter Brennan o un Ward Bond.


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132'

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Bone Tomahawk - by , Mar 20, 2016
3 / 5 stars
Oeste caníbal