Pelicula:

CRITICALIA CLÁSICOS

En los años treinta del pasado siglo Berlín era una ciudad cosmopolita, que no sospechaba el cercano futuro -sórdido y terrible- que le esperaba muy pronto. Allí acudían ingleses, disidentes rusos, americanos, franceses... todavía en los últimos tiempos de la República de Weimar. Uno de ellos, el británico Christopher Isherwood, escribió en 1939 un libro, Adiós a Berlín, que en su versión teatral tituló Soy una cámara, transformada luego en un musical. Y aquí tenemos ya las bases de la que surgió el film que comentamos.

En esta historia se fijó un coreógrafo, bailarín y director hollywoodense, Bob Fosse, de escasa y breve filmografía de sólo cinco títulos, todos ellos relacionados con el mundo del espectáculo y los escenarios. Con su experiencia teatral a cuestas, en 1969 debutó en el cine con Sweet Charity, versionando con Shirley McLaine la oscarizada y felliniana Las noches de Cabiria, que fue un fracaso. Quizás ello le sirvió de revulsivo para lanzarse a tumba abierta con el proyecto de Cabaret, con las voluntariosas Allied Artists y Monogram Pictures en la producción y distribución. Pero su experiencia y contactos en el mundillo del espectáculo le ayudó a formar un buen equipo, con el gran Geoffrey Unsworth en la fotografía y las composiciones de la obra teatral para la banda sonora. Y en el reparto nombres conocidos como Helmut Griem, Marisa Berenson, Michael York, o Joel Grey (que había interpretado ya su papel en el teatro). Para la protagonista, la hija de Judy Garland y Vincente Minnelli, la joven Liza, ya fogueada en Broadway.

El film nos cuenta las muchas peripecias que se cuecen en el Kit Kat Klub, casi único escenario de la historia (con breves salidas al exterior), y en donde converge todo un microcosmos de una fauna que reúne aristócratas arruinados, coristas en busca de su ocasión, damas decadentes buscando amores pagados, travestis, escritores fracasados que ahora venden libelos pornográficos, una rica heredera judía... y allí coinciden un británico de Oxford que viene a ¿doctorarse?, Bryan Roberts, y Sally Bowles, bailarina y cantante, principal atracción de la sala. Ambos acaban conviviendo y siendo testigos de este claustrofóbico mundo, y ambos bajo la batuta del maestro de ceremonias, acaso el verdadero protagonista de todo lo que vamos viendo.

En un momento dado -todavía en el primer tercio de la cinta- vemos a un joven con camisa parda y una cruz esvástica en el brazo, que pide ayuda y dinero entre el público para su causa, pero es rechazado y expulsado violentamente por todos. No saben que es ya el huevo de la serpiente, el embrión de lo que será la futura Alemania nacionalsocialista. Mientras, todos ríen, aplauden y van a sus intereses propios, pero a medida que avanza la historia vemos que la crispación gana terreno, que los colegas del primer joven expulsado van abundando, que el humor del maestro de ceremonias (astuto observador del ambiente) va acomodándose al desastre, hasta llegar al número de la mona presentada como judía, en clara aceptación del antisemitismo. O la pelea callejera de Brian y Sally con un grupo de jóvenes nazis. Y un final tenebroso con una panorámica del Kit Kat Klub lleno de público con uniformes hitlerianos...

Pero el gran mérito de Cabaret y de Bob Fosse es montar un espléndido musical arropando toda la historia. Desde el "Willkommen" inicial, o el inolvidable "Money, Money" hasta el titulado "Cabaret", casi siempre a cargo de Liza Minnelli o de Joel Grey, que tienen ambos un gran tanto por ciento en la calidad y el éxito de la película. Y eso que Fosse tuvo que aguantar (cuando ya estaba metido en el proyecto) que se chancearan diciéndole que quien iba a ver ¡¡ una comedia musical con nazis !!  Pero sin duda la fuerza de la historia y la excelente narrativa del guión activó ese interés del público como no se esperaban muchos, y convenció totalmente a la crítica.
 
Y cuando llegaron los Premios de la Academia se callaron los bromistas. al contar los 8 oscars conseguidos, entre ellos los tan importantes de mejor dirección, mejor actriz, mejor actor de reparto, fotografía, banda sonora, montaje, dirección artística... incluso Fosse se sentía orgulloso de haber superado, como realizador, a Francis Ford Coppola, que era candidato por El Padrino, nada menos, que se llevó -eso sí- el de la mejor película.

Tras el inapelable éxito del film, la carrera de Bob Fosse apenas se alargó -muy espaciada- en tres títulos más: Lenny, con un espléndido Dustin Hoffman, All that Jazz (casi su autobiografía) y Star 80, un sórdido retrato de jovencita, con Mariel Hemingway. Y en 1987 muere de un infarto fulminante con solo sesenta años. Termina así la estela de esta estrella fugaz del cine estadounidense, que aportó a un género tan rico como el musical y del espectáculo, una visión cínica, distinta, más crítica, más cruel y fuera de moldes o tópicos. Y Cabaret, sin duda, fue su obra maestra...


(19-11-2023)


 


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124'

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Cabaret (1972) - by , Nov 19, 2023
4 / 5 stars
Nazis en el Kit Kat Klub