Definitivamente, las franquicias cinematográficas de Marvel han venido para quedarse. Hasta ahora las pelis del estudio de los cómix (actualmente propiedad de Disney, como tantos otros estudios) habían cosechado en todo el mundo, en los últimos diez años, la bonita cifra de 10.661 millones de dólares (datos de ComScore), y el estreno de esta Capitana Marvel se ha saldado en Estados Unidos en el primer viernes de exhibición con una brutal cifra de 61 millones de dólares, lo que hace suponer que este nuevo personaje de la franquicia estará a la altura de los más taquilleros films marvelianos.
Captain Marvel fue uno de los superhéroes creados por Stan Lee y Gene Colan para Marvel Comics, publicándose sus primeras aventuras a finales de los años sesenta. Desde entonces ha tenido varias personalidades, e incluso ha mutado de varón a mujer y viceversa. A la hora de incorporarlo a la saga de Los Vengadores (Avengers en el original), Marvel ha optado, yendo con el curso de los tiempos, porque sea una mujer la que lo encarne.
La historia que se nos cuenta, ciertamente, tiene algunos puntos en común con los cómix originales de Captain Marvel, pero en general se puede decir que es bastante diferente de las iniciales atribuidas al superhéroe o superheroína. Aquí asistimos a un mundo existente a eones de la Tierra, un mundo supertecnificado donde todo parte y todo confluye en una suerte de superinteligencia artificial que todo lo dirige, todo lo controla. En ese contexto, Vers es una guerrera que se adiestra para estar en combate contra el enemigo, una raza que tiene la rara cualidad de poder metamorfosearse en cualquier persona que vea. En una de las luchas que mantiene con el enemigo, la joven cae en un planeta que resulta ser la Tierra, de donde ella tiene sueños recurrentes que le hacen pensar que quizá no sea quien ella cree que es…
No se puede decir que el nuevo personaje de Marvel sea precisamente brillante, más allá de que, por supuesto, como pasa en toda peli del estudio, sea entretenida, que por supuesto lo es. Pero, en contra de lo que sucede con otros films de la saga (especialmente los que reúnen a todos los superhéroes marvelianos bajo la advocación de Avengers o Vengadores), este es más infantil, más elemental, con una historia de escasos dobleces y donde todo es lo que parece (o casi…). Se echa en falta el factor humano tan recurrente en Avengers, con las duras fricciones entre superhéroes, como Capitán América y Iron Man, con Hulk de elemento también discordante, o los problemas amoroso/sexuales de este último con su amada la Viuda Negra, que le confieren un grado de adultez del que, evidentemente, carece Capitana Marvel, que, a pesar de la evidente belleza de su protagonista, es un personaje premeditadamente asexual. También la capacidad manipuladora de los villanos, como el Lokis de Thor y, por extensión, también de Avengers.
Así las cosas, queda un film aparente, entretenido, con algunos toques de humor “vintage” por situarse la acción en la Tierra en los años noventa, al principio de las andanzas de SHIELD, esa especie de fantástica CIA o FBI creada para luchar contra amenazas extraterrestres o de fuerzas sobrenaturales. Chapó para el personaje del gato, que tiene más de una sorpresa que dar, aparte de aportar algunos de los momentos divertidos de la peli.
Anna Boden y Ryan Fleck, graduados en la Universidad de Nueva York, donde se conocieron, vienen trabajando juntos desde hace más de un decenio, aunque hasta ahora lo habían hecho en el terreno del cine “indie”, con films como La última apuesta (2015), tocándole a ambos ahora la lotería (metafóricamente hablando, claro está, y desde un punto de vista puramente industrial) al ser los encargados de poner en imágenes el nuevo eslabón de la franquicia Marvel, además con un papel importante en la secuencia post-créditos (todo un clásico ya en los film del estudio), que hace de eslabón entre Vengadores: Infinity War (2018) y Vengadores: Endgame (2019), esta última aún por estrenar, continuación de la primera. El trabajo de Boden y Fleck es aseado, luciéndose con los F/X, como es habitual en este tipo de cine, pero ciertamente poco más. También son los autores del guion, junto a Geneva Robertson-Dworet, así que tampoco pueden echar la culpa a otros. Eso sí, el que se prevé como un extraordinario resultado comercial los impulsará, a buen seguro, muy lejos en el cine “mainstream” USA, aunque no parecía que fuera eso lo que les movía cuando hacían interesantes films independientes con actores y paredes, como decía Vicente Aranda.
En el reparto Brie Larson, que es muy buena actriz, como ya demostró en la estupenda La habitación (2015), resuelve sin mucho problema su personaje, que tampoco tiene mucha profundidad, a pesar de la “trastienda” de su otro yo en la Tierra, antes de convertirse en una guerrera intergaláctica. Samuel L. Jackson, convenientemente rejuvenecido, maquillaje y efectos digitales mediante, vuelve a su personaje del tuerto Furia, uno de los de su larga carrera por el que, seguramente, pasará a la posteridad. Del resto nos quedamos con un Jude Law que hace un tipo de papel poco frecuente en su carrera.
124'