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La saga de Los Vengadores va camino de convertirse en una de las más franquicias rentables, por no decir la que más, del Hollywood moderno. Entre cinco de las últimas películas de la serie Vengadores, juntos o por separado (Los Vengadores, Vengadores: La era de Ultron, Black Panther, Iron Man 3 y Capitán América: Civil War) han recaudado en todo el mundo la bonita cifra de más de 6.600 millones de dólares. Pero es que esta Vengadores: Infinity War, en esta su primera parte (porque ya está en postproducción la segunda parte, cuyo estreno está previsto para 2019) ha alcanzado los mil millones de dólares de recaudación en apenas 10 días, lo que supone un record absoluto en términos de taquilla.

Porque, no nos engañemos, en este tipo de cine lo que cuenta es pulverizar recaudaciones anteriores y hacer que las cuentas de sus productores crezcan como la espuma. Afortunadamente (y ahora ya entramos en el terreno que nos es más propio, aunque en cine, como en el mundo, nada humano nos es ajeno), Marvel, la productora (y sus actuales dueños, Walt Disney Productions) parecen tener claro que hoy día para reventar taquillas no basta con historias mediocres servidas por directores pegaplanos y con efectos especiales de baratillo. Con buen criterio, estos ejecutivos que tienen buen ojo para el negocio saben que hay que dar calidad, buenas historias y narradas magníficamente por directores de reconocida solvencia. Los hermanos Anthony y Joe Russo han demostrado sobradamente con sus anteriores aportaciones a la franquicia, Capitán América: El soldado de invierno (2014) y Capitán América: Civil War (2016), que son gente confiable, dotados de una personalidad acusada, estilosos, directores muy profesionales y solventes, que de nuevo nos vuelven a sorprender con la puesta en escena de esta vibrante, potente, a ratos muy divertida, siempre entretenida, historia de un apocalipsis como difícilmente habíamos visto otro antes.

En esa Tierra de Los Vengadores, que es y no es, a la vez, la nuestra, una nueva amenaza se cierne sobre (al menos) la mitad de la Humanidad. Un poderoso ser de otro mundo, Thanos, que en su planeta no pudo poner en práctica sus teorías sobre la sobrepoblación, pretende hacer lo propio con el Universo entero: su idea es que no existe equilibrio en las sociedades inteligentes porque hay una población excesiva en todos los mundos, de tal forma que, si se eliminara aleatoriamente a la mitad de la población de cada uno de ellos, la armonía, el bienestar, la paz, reinarían a partir de entonces en esos mundos. Afanándose en poner en práctica sus ideas, Thanos quiere enfundarse en un guantelete que se ha hecho fabricar “ad hoc” las seis piedras preciosas (las Gemas del Infinito) que conforman todos los poderes del Universo, con las que podría ejecutar con un chasquido de dedos sus drásticas teorías; y algunas de esas piedras preciosas están en la Tierra...

Es curioso porque, supongo que a sabiendas, los hermanos Russo y sus guionistas, Christopher Markus y Stephen McFeely, expertos en el universo Marvel, parecen haberse inspirado en el clérigo, economista y demógrafo británico del siglo XIX Thomas Malthus, que predijo que la población mundial crecería en progresión geométrica, mientras que los recursos de alimentación solo lo harían en progresión aritmética, lo que daba como resultado un progresivo empobrecimiento de la sociedad. Malthus era partidario de favorecer las grandes catástrofes que causaran mortalidades millonarias (epidemias, guerras, etcétera) para reducir la población y de esta forma promover el bien de los restantes (y eso que era, supuestamente, un hombre de Dios...). Thanos, el villano de este film, pareciera haber conocido al creador de las teorías malthusianas, pues su filosofía es prácticamente la misma. Contra ella habrán de batirse los Vengadores (más los astrosos Guardianes de la Galaxia, que procuran la mayor parte de las risas de la película), intentando que Thanos no consiga las Gemas del Infinito y con ello pueda llevar a cabo su plan genocida, convirtiéndose en una versión omnipotente de aquel aciago Thomas Malthus. Véase que estamos ante un asunto realmente serio, el de la superpoblación y cómo afrontarla, aunque se vista para la ocasión con los ropajes de la fantasía, la acción y la ciencia ficción. Una postura humanista del tema, que no acepta bajo ningún concepto el sacrificio de personas en beneficio de un hipotético bienestar ficticio, una hecatombe que colisiona frontalmente con algunas de las mejores cualidades del ser humano: compasión, piedad, conmiseración, misericordia, solidaridad.

Con un ritmo impecable, dosificando con habilidad ciertos rasgos de humor (lo del “gatillazo” hulkiano de Bruce Banner es muy divertido, y los mamarrachos de los Guardianes de la Galaxia están sembrados), los hermanos Russo consiguen un producto más que aceptable, una muy estimable muestra del cine que hoy día gusta a públicos transversales, desde clases medias a friquis de toda laya, e incluso a cinéfilos de amplio espectro.

El reparto es, literalmente, como para quitar el hipo. Los 22 actores y actrices que relacionamos son, todos ellos habitualmente, protagonistas de sus películas, estrellas de Hollywood que, por supuesto, no han desaprovechado la ocasión de estar en este “blockbuster” que, afortunadamente, tiene también una perspectiva filosófica: cómo afrontar, o por mejor decir, como NO afrontar un problema con técnicas protonazis. Porque, no lo duden, Thomas Malthus, aquel impío cura anglicano que vivió a caballo entre los siglos XVIII y XIX, fue, sin él saberlo ni lógicamente pretenderlo, un antecedente de Adolf Hitler y su Mein Kampf, aunque el alemán centrara su tiro en una raza en concreto, y el británico buscara eliminar a los más pobres: lo dicho, un angelito...


(06-05-2018)


 


Vengadores: Infinity War - by , May 27, 2021
3 / 5 stars
Malthus, omnipotente