Parece que esta Centurión estuviera inspirada, por decir algo, en el éxito ya añejo (diez años nos contemplan) de Gladiator, cambiando escenarios y trama, pero girando la acción en torno a un oficial del ejército romano. Si en el film de Ridley Scott era un general acosado hasta la abyección por la incuria del emperador, aquí será un centurión que habrá de sobrevivir a las duras luchas con los pictos (para entendernos, algo así como los tatarabuelos de los actuales "supporters" británicos...) y también a la impía alta política de Roma. Claro que ahí se acaban casi todos los parecidos, porque es evidente que Ridley Scott sabe hacer buen cine (aunque a veces lo disimula...), y Neil Marshall, curtido en terrorcillos de poca monta y estultos filmes de acción, está lejos de saberlo.
No quiere ello decir que Marshall no tenga algunos momentos de cierto interés, como la creación de atmósferas primordiales (ese fortín romano abandonado, en la frontera con los enemigos, esos pictos retratados como un cruce entre el "homo neanderthalis" y los bárbaros del Norte), pero le puede el regusto gore, y parece que se propone, seguramente con éxito, hacer el film con más sangre en pantalla, higadillos fuera de su contenedor habitual y cabezas decapitadas o descuajaringadas. Sólo faltaba ver a los inspectores del Libro Guinness de los Records, para certificar semejante marca...
Las películas históricas, o enmarcadas en un contexto histórico, tienen para mí un plus de interés. Pero, claro está, a condición de que se tome en serio la Historia, lo que no significa considerarla intocable ni reverenciarla como si fuera el Santo Grial. Pero con más frecuencia de la debida parece que la Historia no es sino un paisaje, un lienzo sobre el que sobreescribir tramas manifiestamente ahistóricas, que podrían desarrollarse en cualquier contexto, incluido el de la sociedad actual. Centurión cae en ese error, y no es el único. Se toca, es verdad, un período histórico, el de la complicada colonización de Gran Bretaña por el Imperio Romano, pero apenas queda como un decorado de cartón piedra, sin que se entre mínimamente a fondo en la compleja tarea que intentaron llevar a cabo las centurias romanas en las inhóspitas tierras anglosajonas.
Así las cosas, Centurión está mucho más cerca del producto de acción al uso que de la película de temática al uso, y, sobre todo, deja bastante que desear en cuanto a personalidad y talento creativo de su guionista y director (que, como Ortega y Gasset, resulta ser una sola persona...).
(05-09-2010)
97'