Pelicula: A pesar de ser su penúltima película, se dijo en su día que era su film-testamento. No era la primera vez que eso se apuntaba de  Luchino Visconti, sobre todo cuando estuvo a punto de morir al término de Luis II de Baviera, cuyo montaje hizo en la cama, postrado por el dolor. Tanto en esta cinta como en las precedentes, Muerte en Venecia y El Gatopardo, Visconti no hacía más que tocar y enriquecer el mismo tema: la soledad del hombre, su decaimiento y destrucción, al mismo tiempo que el de la sociedad de su entorno, anquilosada en unas estructuras que no pueden ser eternas. Así ocurría en El Gatopardo, con una clase social elevada, que se derrumbaba, perfectamente reflejada porque era su clase y la conocía bien. Esa misma decadencia y soledad hacía presa en Luis II y el tímido e introvertido profesor de Muerte en Venecia, cuyo comportamiento tanto dio que hablar.

Ahora retoma el querido tema en este viejo profesor que tendrá que salir de su mundo para enfrentarse a otro nuevo. Visconti nos da esa lucha de dos formas: una material, en el contraste de los dos pisos, el clásico (del profesor) y el moderno y funcional (del “gigoló” de la condesa y sus hijos). La otra, de manera ideológica, con los enfrentamientos y conversaciones que mantiene este “grupo de familia en un interior”, como dice el título original, que incluso llegan a la violencia física. En la lucha el profesor se llevará la peor parte y le marcará para el resto de su vida. Especial interés pone Visconti en la construcción de decorados y vestuario de sus películas, que son como el alma de sus personajes, el escaparate donde expone sus pensamientos e interioridades. Era hombre refinado, de gran cultura y exquisito gusto, que cuidó estos aspectos aquí también.

Realizada en la misma línea que Muerte en Venecia, pero con más ritmo y con el tono preciso que necesitaba, el tema está marcado por la estupenda partitura de Franco Mannino y la bellísima fotografía de Pasqualino de Santis. Excelentes Burt Lancaster, que ya actuó en El Gatopardo (1963), Silvana Mangano, en Muerte en Venecia (1971) y Helmut Berger, en Luis II de Baviera (1973), completan los valores de este film.

Ganó la Espiga de Oro en la Seminci de Valladolid, cinco Nastro d’Argento, dos David de Donatello, el Fotogramas de Plata para Burt Lancaster y el premio de la Academia japonesa al mejor film extranjero.

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126'

Año de producción

Confidencias - by , Dec 27, 2013
4 / 5 stars
Los temas de Visconti