Está visto que el tan respetable género de terror, sección vampiros, va evolucionando a un ritmo vertiginoso. Hemos pasado del caballero novecentista que componía Bela Lugosi en la serie cinematográfica que hizo para Universal en los años treinta al evanescente vampiro que compone Robert Pattinson en esta olvidable película. Lo cierto es que era de temer, mejor que de prever: Crepúsculo, y sus secuelas, es uno de los éxitos de literatura rápida de estos comienzos del siglo XXI, y su autora, Stephenie Meyer, lleva camino de convertirse en la nueva J.K. Rowling. Así que su paso al cine era previsible.
El material original ya era endeble, pero la versión que Catherine Hardwicke ha hecho no puede ser más pastelera: esos vampiros empolvados parecen enteramente los hijos putativos de aquel grupo de seudopop filogay español, Locomía; esas caritas lánguidas, esas miradas como de cordero degollado, esas cejas depiladas al milímetro, esos tupés al estilo de Jason Priestley, sólo que con un toque aún más descangallado… en fin, cualquier parecido entre estos vampiros etéreos y el ideal macho que componía Christopher Lee es mera coincidencia.
Pero la evolución del mito del vampiro corre pareja con los tiempos, y en esta época de pasteleo y descafeinamiento, ya no basta con hacer del “no-muerto” un héroe de acción, como en la trilogía de Blade, sino que hay que hacerlo protagonista de un serial al estilo de Lisa Kleypas, Amanda Quick, o cualquier otra autora de novela romántica.
Hardwicke, que procede del campo de la dirección de arte, confirma que lo suyo no es precisamente la dirección (ya lo demostró en empeños anteriores, como Natividad o Thirteen), y todo su esfuerzo lo pone en intentar que los personajes se parezcan, más o menos, a sus respectivos roles literarios, buscando que la legión de quinceañeras seguidoras irredentas del serial novelístico los identifique y reviente las taquillas. Al parecer lo está consiguiendo, con lo que me temo que tenemos nueva saga cinematográfica en puertas: por ahora la autora, Meyer, ha escrito cinco novelas del serial, pero como las siguientes adaptaciones cinematográficas den el dinero que va a dar ésta, parece claro que no se va a quedar en ese número… Pero que conste una cosa: Crepúsculo no es cine, sino “marketing”; el cine es otra cosa…
(12-12-2008)
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