Criadas y señoras

Cada año surge alguna película sorpresa y en esta ocasión le ha tocado el turno a Criadas y señoras (2011), ópera prima del actor y director Tate Taylor, que tuvo un presupuesto de 25 millones de dólares y ya lo ha multiplicado por diez en todo el mundo. Para hacer el guión el propio Tate Taylor se ha basado en The Help (La ayuda), la primera novela de su amiga Kathryn Stockett, que conoció antes de que se publicara en 2009, tras ser rechazada por más de sesenta empresas editoriales.

Tras su primera edición, que vendió más de un millón de ejemplares, estuvo durante un centenar de semanas en las listas de los libros más vendidos del New York Times. Actualmente en España supera ya los 150.000 ejemplares, cifra que posiblemente aumente tras el éxito del film, ya que en él no se cuenta todo lo que hay en las aproximadamente 600 páginas del libro. La venta mundial supera ya los cinco millones de ejemplares.

La acción sucede en 1962 en Jackson, ciudad natal de la autora, del conservador estado sureño de Mississippi. Eugenia Skeeter llega al periódico local pidiendo trabajo y le encargan contestar las cartas de las consultas que hacen los lectores sobre consejos del hogar, y pide ayuda a Aibileen, la criada negra de su mejor amiga. Skeeter quiere ser escritora e idea hacer un libro denunciando la vejación que sufren las criadas de color. De nuevo solicita a Aibileen y a su amiga Minny para que convenzan a las demás compañeras que les cuenten sus historias. Muchas se niegan por temor a las consecuencias. La novela y la cinta exponen la lucha por los derechos civiles de las criadas negras, a las que se les prohibía usar el baño de sus amas, las señoras blancas, por miedo a que les contagiaran una enfermedad, pero permitían que criaran a sus hijos, aunque no podían ni siquiera tocar a los adultos.

El guión cuenta los hechos de forma conmovedora, con seriedad, exponiendo los sentimientos pero sin sentimentalismos, al tiempo que incluye algunas escenas con sentido del humor. Si determinado personaje tiene saltos en su evolución posiblemente se deba a la extensión de las páginas literarias.

Narra la historia con humanidad, con sentido del bien y del mal, aunque con tono maniqueo donde todas las negras son buenas mientras que las señoras de la alta sociedad son malas, ya que las tratan de manera vejatoria, lo que ellas acatan con resignación, sin perder la esperanza de que cambie algún día. En este aspecto cae en la caricatura.

La película hace un dibujo de la lucha por los derechos civiles de los negros a través de la buena descripción de estas mujeres afroamericanas segregadas, víctimas del racismo, cuyo dolor queda reflejado en sus rostros, cuyo conflicto racial de la discriminación ha tenido lugar hasta hace poco más de medio siglo. Sobrio melodrama social sobre la superación del racismo y sus consecuencias, tratado desde el punto de vista femenino con exaltación de la amistad y con un mensaje conciliador.

Tate Taylor hace una realización académica, con sensibilidad a la hora de tratar el drama, con la emoción a flor de piel, evitando caer en el exceso o manipular los sentimientos. Posee una buena ambientación de la década de los 60 en la fotografía de Stephen Goldblatt, decorados y vestuario, en las canciones, con un estupendo reparto de actrices entre las que destacan las de color Viola Davis y Octavia Spencer, posibles candidatas al Oscar.