A partir de los años sesenta, con los nuevos tiempos que corrían en el género, menudearon en el western clásico algunos films con tono de comedia, lo que no era usual en este cine, al menos de forma monográfica: son legendarios los flashes de humor en algunas pelis de John Ford. Así, se hicieron películas como La ingenua explosiva (1965), Una dama entre vaqueros (1966), El club social de Cheyenne (1970) o Dos mulas y una mujer (1970). No hablamos, por supuesto, de los subproductos en clave astracanada del espagueti-western, iniciados por Le llamaban Trinidad (1970)
A esa línea de western clásico en clave de comedia pertenece esta Cuatro tíos de Texas, hecha a mayor gloria del llamado “Rat Pack”, también conocido como clan Sinatra, aunque en este caso solo estuvieran dos de sus miembros, Dean Martin y el propio Frank. Claro que incluso los “vehículos a mayor gloria de...”, tan típicos en todas las cinematografías, pueden ser algo más que eso si quien está a los mandos es alguien tan bueno como Robert Aldrich, un cineasta de pulso firme, un director de primera línea de Hollywood, si bien es cierto que la comedia no era el género en el que mejor se desenvolvía: lo suyo eran los dramas, de cualquier tipo, ya fueran bélicos, como ¡Ataque! (1956) y Doce del patíbulo (1965), de intriga, como Alerta: missiles (1977), su última gran película, melodramas puros con un toque de “grotesque”, como ¿Qué fue de Baby Jane? (1962), o en clave de western, como Apache (1954) y Veracruz (1954).
Pero aunque a Aldrich no le iba especialmente la comedia, Cuatro tíos de Texas cumple perfectamente su objetivo, conseguir sonrisas cómplices del espectador, encantado ante la perfecta puesta en escena, los diálogos chispeantes, los estupendos personajes, sobre todo los secundarios, las relaciones de amor (y un poco de odio) entre las dos parejas protagonistas, con una serie de insinuaciones eróticas que, para la época (estamos en los primeros años sesenta...) eran un tanto subiditas de tono.
En la ciudad de Galveston, Texas, gobierna un cacique bonancible, Zach, en connivencia con el banquero, Burden, un tipo tirando a infecto. Cuando un abogado tirando más bien a fuera de la ley se roba 100.000 dólares propiedad de Zach que se transportaban en una diligencia, las hostilidades entre ambos se inician. Claro que a lo mejor esa situación puede variar...
Divertida, inteligente, a ratos tirando a cachonda (en su acepción sensual, sexual), Cuatro tíos de Texas es inferior a otras grandes películas de Aldrich, pero mantiene perfectamente el tipo, teniendo en cuenta que no era su género favorito.
Frank Sinatra y Dean Martin están sembrados en sus papeles, en especial el segundo, cuya relación con una Ursula Andress de armas tomar despide chispas. Gran concurso de secundarios estupendos, desde el gordo y melifluo Victor Buono, ideal para su papel de banquero encanallado pero cómico, al grecoamericano Nick Dennis, pequeño de estatura pero grande en interpretación, que trabajó a las órdenes de gente tan buena como Elia Kazan, Stanley Kubrick, Nicholas Ray y el propio Aldrich, para quien hizo varios films. Anita Ekberg, tras su gran éxito en La dolce vita (1960), de Fellini, rodó algunas pelis en Estados Unidos, aunque la única que tuvo cierta relevancia fue esta.
Eso sí, el título español era manifiestamente mejorable: si el original era 4 for Texas, algo así como “4 de Texas”, incluir la palabra “tío”, cuando entre esos cuatro había dos chicas, resulta cuando menos extraño...
124'