Después de ganar en el Festival de Cannes 2011 el Premio al Mejor Director y pasar por los de San Sebastián y Sitges, llega a las salas españolas Drive, el octavo título del director danés Nicolas Winding Refn y primero que hace en el cine americano, del que personalmente no conocemos ninguna de sus películas, que nos ha sorprendido gratamente.
El protagonista sin nombre de este film es un mecánico y especialista de cine de acción, que se contrata como conductor para trabajos como un atraco en el que se limita a conducir, lo que hace muy bien y con unas exigencias rígidas: espera cinco minutos, no quiere saber de qué se trata, ni participa en el asunto.
El notable guion, que ha escrito Hossein Amini basándose en la novela de James Sallis, se inicia con la excelente secuencia de un atraco y la extraordinaria huida posterior, para mostrarnos el camino por donde va a ir la historia.
En la época dorada del cine de Hollywood había un cine policiaco de guiones de hierro en el que los atracos estaban cronometrados y funcionaban como un reloj. Ahora en el thriller moderno priva la acción, las persecuciones, los avances en las nuevas tecnologías y suele estar ausente la inteligencia y la calidad en los guiones.
Esta cinta recuerda al cine negro clásico, con un héroe solitario, poco hablador, con un doble oficio, que un día conoce a Irene, una vecina que tiene un hijo y un marido en la cárcel. Cuando éste sale de prisión ha de pagar una deuda contraída y el protagonista le ayuda, sin prever las trágicas consecuencias, pagando un alto precio por su redención.
Con ésta su primera película americana, Winding demuestra tener talento y un buen estilo personal, con correcto uso de los silencios, casi sin diálogos, contando todo con imágenes de una estética impecable. Resulta perfecta la forma de rodar este relato en el que se amasa el romance con la fuerte violencia, en una atmósfera sugerente y sin concesiones. En esa diferencia está parte de su atractivo, con un protagonista situado al borde del delito, que actúa con sangre fría y gran capacidad de decisión.
Tiene el director un gran amor por el género, con una narrativa en la que aparte de la dura violencia está también el drama de una mujer sola, con su hijo, que se ve desamparada por culpa de la mala conducta de su esposo y necesita que le ayuden a hacer frente a los delincuentes que la atacan, para defender su hogar.
El drama se pone cada vez más tenso y salvaje al avanzar la historia, llegando a una espiral de crímenes y una venganza demoledora en el tercio final, en que al protagonista no le mueve la ambición, ni el dinero, sino el amor por esa mujer y su hijo y su propia supervivencia.
Ryan Gosling está perfecto, cuyo rostro inmutable nos recuerda a Steve McQueen, quien con un simple gesto trasluce su pensamiento y sus sentimientos hacia Irene, encarnada por Carey Mulligan, quien aporta su encanto que evoca con una simple sonrisa y su buen hacer. La banda sonora de Cliff Martinez acompaña de forma ideal a las imágenes, sumando tensión con sus notas.
Película que reivindica un género que fue escasamente valorado en su momento, que en manos de directores inteligentes logran obras interesantes como ésta. No es extraño que enamorara a la crítica mundial cuando se pasó en Cannes.
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