El amante doble

Tenemos en buena consideración al guionista y director François Ozon. Films suyos como 8 mujeres (2002), El tiempo que queda (2005), Potiche, mujeres al poder (2010), En la casa (2012), Joven y bonita (2013) y Frantz (2016), entre otros, nos muestran un cineasta ecléctico, perfecto conocedor de los recursos cinematográficos, con capacidad para empatizar con el espectador a través de historias sugerentes, tocando indistintamente comedia o drama, en definitiva un cineasta ciertamente estimulante. Claro que no siempre se puede acertar, y me temo que en El amante doble no lo ha hecho.

Y lo cierto es que es una pena, porque toda la primera parte, en la que se plantea la historia, es sumamente intrigante: una joven de 25 años, tras una revisión ginecológica, va por indicación de su médica a un psicólogo para tratarla de un extraño dolor (que la doctora cree puede ser psicosomático) en el vientre. Paciente y psicólogo se enamoran, y a partir de ahí, tras abandonar esos papeles, se hacen amantes. Pero cierto día ella ve por la calle a quien le parece que es su pareja, aunque quizá no lo sea…

Partiendo libremente de la novela de la escritora norteamericana Joyce Carol Oates Lives of the twins, Ozon bebe también, como parece evidente, en otros veneros. No sería ocioso citar el relato El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Robert L. Stevenson, la novela La mitad oscura, de Stephen King que llevó al cine George A. Romero en 1993 con el mismo título, el filme Inseparables (1988), de David Cronenberg, la película Shutter Island (2010), de Martin Scorsese, e incluso, de alguna forma, también Psicosis (1960), el mítico film hitchcockiano. De todas ellas hay algo, sin que estemos hablando, por supuesto, de plagio ni copia, sino de influencias. Porque la historia de esta mujer con permanente dolor de tripa, con amantes dobles, es sobre todo la historia de un embeleco; vistos los hechos a través de sus ojos, tendremos una perspectiva que durante la primera hora resulta intrigante, con la mujer debatiéndose entre los dos gemelos espejo, con interesantes cambios de mirada, como cuál de los dos es el dominante en la relación que puede establecerse entre ambos, pero que en el último tercio, cuando se empieza a desenmarañar la madeja y se nos cuenta lo que realmente sucede, pierde fuelle, la historia que era inquietante se hace fútil caso clínico, y lo que era sutil y sugestivo muestra su engaño, su filibusterismo para con el espectador, en un final ciertamente muy pobre con respecto a la trama que se nos había contado.

Así las cosas, El amante doble es una cinta globalmente fallida, si bien es evidente que tiene aciertos parciales, y no solo en esa primera hora intrigante y saludablemente tenebrosa, con la mujer entre dos hombres tan distintos en carácter, a la vez tan iguales en el físico; hay más que atractivas lecturas en esa fase, sobre la sexualidad, femenina y masculina, sobre la forma de afrontar el sexo, la pareja, la relación hombre-mujer. También es muy llamativo el tratamiento cromático del film, jugando Ozon con los colores claros, sobre todo blancos, que se enseñorean de los escenarios, en una historia que descubriremos que es, finalmente, más hospitalaria que romántica o dramática.

Marine Vacth, la modelo y actriz que ya hizo para Ozon el papel principal de la controvertida Joven y bonita, repite aquí, ya en un personaje de mujer adulta, en un rol muy complejo que ella desarrolla con inteligencia, aunque el quiebro argumental del último tercio juega en contra de su trabajo. Jérémie Renier, el actor por excelencia de los hermanos Dardenne, para los que ha hecho (cuando se escriben estas líneas) cinco películas, hace una composición interesante de los gemelos, si bien es cierto que a veces no es fácil identificar cuál de los dos es. De todos modos, me quedo con la siempre fascinante presencia de una Jacqueline Bisset septuagenaria, a la que hacía años que no veíamos en una gran pantalla, ella misma leyenda viva del cine francés y, por supuesto, norteamericano.