Después de participar en los festivales de Toronto y San Sebastián llega a las carteleras españolas El capital (2012), la última obra del griego afincado en Francia, Constantin Costa-Gavras, un director en cuya filmografía abunda el cine de denuncia y el celuloide político.
Esta vez aborda un conflicto político social, basado en la novela de igual título de Stéphane Osmont, cuyo autor, banquero de profesión, la escribió antes de la crisis y no la publicó hasta 2004, en la que ya anunciaba la posible debacle actual debido a los errores de las deficiencias del sistema capitalista financiero, a la ambición y la corrupción de quienes manejan la economía mundial.
Costa-Gavras llama a reflexionar sobre los grandes males del capitalismo y la deshumanización de los que lo tienen como su religión y su dios no es otro que el dinero. Narra el inesperado ascenso de Marc Tourneuil, la mano derecha del Presidente del Phenix Bank, a quien le sustituye, convirtiéndose en el amo absoluto, cuando lo que pretendían al nombrarlo es que fuera una figura manejable para los que pretendían hacerse con la dirección.
La idea del director de La confesión era hacer una película sobre el dinero y sobre los que se nutren de él con una ambición desmedida, como le sucede a Marc, que cuando se da cuenta ya no puede controlarla, convirtiéndose en avaricia, algo que le reprocha su esposa. A Marc el dinero le muda el carácter, la estética, la moral, le endurece el alma, no siente por los demás y no tiene escrúpulos en echar a la calle a miles de empleados y hasta los directivos que conspiran para arrebatarle el sillón. Sólo tiene presente tres vocablos: dinero, poder, sexo.
Esas personas saben que el dinero da poder y el poder da respeto y que las grandes fortunas se crean en los tiempos de crisis, con la fórmula contraria a Robin Hood, y robando a los pobres para dárselo a los ricos, hacen su revolución y se quedan con todo.
El film, que apunta la dictadura de la banca sobre los estados, muestra algo similar a lo que nos ha llevado a la crisis europea actual, que comenzó en Norteamérica, debido a la tiranía de los bancos, que nos han metido en la amarga realidad del desempleo, al tiempo que nos invita a reflexionar sobre ello. En ese mundo abunda la corrupción, el chantaje, la manipulación de los balances, la mentira, la deslealtad para hacerse más rico.
La cinta nos presenta un mundo de personajes ambiciosos, aunque también los hay honrados, como al final se muestra la analista financiera que aconseja no comprar el banco japonés, o Diane, la mujer de Marc, que le afea que quiera tanto dinero. En el primer apartado se incluye la modelo que le chantajea, cuya relación con Marc no encaja en esta historia, más bien sobra.
El guion trata de exponer claramente la situación para que sea asequible a los espectadores pero no puede evitar el lenguaje bancario que no entienden todos los públicos.
Viene siendo un problema el excesivo metraje de ciertas películas, aquí alargada con la absurda y tópica historia de amor extraconyugal que nada aporta al tema central.
Sorprende la seriedad con la que el actor cómico Gad Elmaleh se toma el papel de este banquero que hace suyo el eslogan de una marca de coche que ve a la entrada de una fiesta, "El lujo es un derecho", bien seguido por el resto del elenco.
Una elegante puesta en escena de Costa-Gavras completa los valores de este interesante thriller financiero.
El Capital -
by Francisco Casado López,
Dec 13, 2012
2 /
5 stars
Poderoso caballero Don Dinero
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