Vincente Minnelli fue uno de los grandes del musical y el melodrama americanos; en tales géneros brilló durante las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta. De ese tiempo son los melodramas Cautivos del mal (1952), El loco del pelo rojo (1956), Como un torrente (1958), Con él llegó el escándalo (1960) y Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1962), y los musicales Un americano en París (1951), Melodías de Broadway 1955 (1953), Brigadoon (1954) y Gigi (1958). En comedia pura no estuvo a la misma altura, si bien es cierto que algunas de las que hizo gozan de justa fama por su ligereza y frescura, como el díptico El padre de la novia (1950) y El padre es abuelo (1951), y, en general, siempre fueron irreprochablemente filmadas por un cineasta, Minnelli, que era un auténtico maestro en la puesta en escena.
El noviazgo del padre de Eddie pertenece a esa faceta de su filmografía incursa en la comedia, en este caso con ciertos tintes románticos, siendo una película que, sin ser nada del otro jueves, se ve con benevolencia y agrado, manteniendo perfectamente el tipo como el digno producto comercial que es.
Cuenta la historia de un niño, el Eddie del título, huérfano de madre, deseoso de encontrar una nueva esposa para su padre. El chico tiene varias candidatas, pero no sabe bien por cual decidirse: a su corta edad, tiene claro que quien sea la mujer elegida será su nueva madre, y por tiene tanto derecho tiene él como su padre en esa elección...
Hay detalles en el film característicos del cineasta italoamericano, desde una sutilísima utilización del color hasta un tratamiento irónico cercano a la parodia. En el reparto aparece, junto al divo Glenn Ford, ya entonces en papeles de cuarentón, el pequeño Ronny Howard, que se hizo popular en aquellos años como niño prodigio en películas fundamentalmente de Disney, y quien años más tarde, ya como Ron Howard, se convertiría en director de dilatada carrera en el Hollywood comercial, ejerciendo como tal en películas tan populares como Splash, Cocoon, Willow, Apolo 13, Una mente maravillosa y El código Da Vinci, entre otras muchas. En el apartado femenino destacan dos actrices famosas en la época, Shirley Jones y Stella Stevens.
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