Paco Plaza es un cineasta valenciano especializado en cine de terror, donde ha conseguido sus mejores logros: con Jaume Balagueró ha codirigido una de las más estimulantes sagas del género en España en la última década, la iniciada por REC, si bien es cierto que las continuaciones (hasta la tercera, que es la última estrenada cuando se escriben estas líneas) han decrecido en interés con respecto a la inicial.
El segundo nombre parte de un texto del escritor lovecraftiano Ramsey Campbell, que fantasea sobre la posibilidad de que exista una secta dentro del judaísmo, los llamados abramitas, que… pero seguir sería ya entrar en el terreno de los spoilers, y es preferible no continuar.
El segundo nombre resulta ser un terror elegante, rodado en España (en Cataluña, por más señas), pero ambientado, muy atinadamente, como si estuviera localizado en Inglaterra. Plaza rueda con soltura y clase esta cinta de sectas infames, de secretos ocultos, de pasados que no son lo que parecen, de sacrificios innombrables. La narración es correcta, con un cierto crescendo conforme avanza la trama, si bien es cierto que echamos en falta algo más de intensidad para que el producto resulte redondo. Así las cosas, El segundo nombre es una película entretenida, que no incurre en ese error tan repetido hoy de producir miedo mediante inopinados sustos, ni tampoco basa su capacidad de generar terror en ese otro recurso tan habitual en este género, el asco.
Lástima que el conjunto no esté un poco más entonado, que no tenga un punto más de vibración e intensidad, porque podría haber sido una interesante propuesta de cine de terror no sobrenatural, aunque bucee en temas religiosos, o para-religiosos. Es cierto que el tema de la secta parece pillado por los pelos, como fuera al socaire de la entonces de moda El código Da Vinci (su secta del Priorato de Sión, concretamente), con una interpretación cuanto menos heterodoxa de los Libros Sagrados. Pero la historia tiene entidad por sí misma, que es bastante más de lo que se puede decir cuando se afronta un proyecto exclusivamente comercial, como está claro que no es éste, sin que por ello desprecie a la taquilla.
Entre los actores nos quedamos con Craig Hill, con un corto papel que resuelve con soltura, y sobre todo con su esposa, la gran Teresa Gimpera, la musa de la Escuela de Barcelona, ya tan mayor, pero aún tan hermosa.
El segundo nombre -
by Enrique Colmena,
Sep 01, 2013
2 /
5 stars
A vueltas con Abraham e Isaac
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