Pelicula:

Cuentan las crónicas que esta película aterrorizó, literalmente, al público del Festival de Sitges. Vista en su estreno comercial se entiende tal reacción. Porque REC es, con toda probabilidad, uno de los filmes con mayor capacidad de infundir horror, en estado puro, en el espectador. Las cartas que arteramente maneja son obvias, pero no por ello son menos efectivas ni están mejor jugadas.


En primer lugar, está planteada como la grabación que hace un mínimo equipo televisivo (una redactora-presentadora y un cámara) de lo que iba a ser un programa de relleno en una TV local; ese criterio sirve a los directores Balagueró y Plaza para hacer que toda la película la veamos a través del objetivo de la cámara de vídeo, en todo momento y situación, lo que otorga un aire de realidad difícilmente soportable cuando las escenas se tornan terroríficas.


En segundo lugar, en ese planteamiento se ha optado por una solución plenamente naturalista, de tal forma que está rodada con cortes en la grabación producidos por la caída o los golpes a la cámara, cuando se van produciendo los hechos relatados, con deficiencias de sonido en otros momentos, con encuadres a veces escasamente (o nada) ortodoxos… en definitiva, como si se estuviera grabando en unas condiciones de precariedad y pánico crecientes por parte de dos pánfilos atrapados en un infierno que les supera.


En tercer lugar, el guión de Balagueró, Plaza y su colega Luis Berdejo es notable, jugando con astucia con una primera parte de tono plácido, en la que los chicos de la tele local graban un programa nocturno en un parque de bomberos de Barcelona, con toda la apariencia de ser, efectivamente, un espacio televisivo perpetrado por dos chiquilicuatres, hasta que el aviso para intervenir en un incidente que acontece en un edificio de la ciudad, con una anciana encerrada en su piso que grita desaforadamente, dará lugar a que los dos mendrugos acudan con una pareja de bomberos (“pompiers”, les dicen los franceses, lo que en español suena regular…), abriendo con ello, casi literalmente, una monstruosa caja de Pandora.


Por último, la realización de Balagueró y Plaza es sobresaliente, jugando sabiamente en todo momento con el suspense, pero también con tremendos zurriagazos de terror que sobrecogen el ánimo del espectador más entero.


Así las cosas, poco hay que reprochar a este espléndido filme de terror: si acaso, algunas reincidencias en los diálogos de la presentadora, que a veces resulta poco creíble, o algunos flecos del guión que no terminan de casar. Pero todo ello se perdona ante esta experiencia ciertamente impactante, un filme cuya mejor arma es la asombrosa apariencia de verosimilitud que desprenden sus imágenes.


Por supuesto, no es la primera vez que se utiliza la cámara subjetiva de forma absoluta (recuérdese un ejemplo tan antiguo como La dama del lago, dirigida en 1947 por el actor Robert Montgomery, en una de sus escasas incursiones como realizador), ni tampoco la primera vez que se usa en el género de terror (el antecedente más claro puede ser El proyecto de la bruja de Blair), pero sí es la primera vez que se consigue transmitir con total verosimilitud lo que, supuestamente, está ocurriendo al otro lado de la cámara.


Chapó para los directores, el catalán Balagueró y el valenciano Plaza, que con esta película forman parte ya del restringido Olimpo de los realizadores que saben infundir miedo sin necesidad de, además (o en lugar de…), producir náuseas o repugnancia en el espectador. Por cierto que en el caso de Balagueró ya anunció su notable talla como director en la estupenda Los sin nombre y también en la no menos interesante Frágiles. ¡Qué bueno constatar que el talento del cine español sigue ahí, intacto!



Género

Nacionalidad

Duración

85'

Año de producción

REC - by , Sep 16, 2015
4 / 5 stars
Horror en estado puro