Embrujada

Para los ingenuos que pensaban que ésta era una puesta al día de la mítica serie televisiva de los años sesenta (y primeros setenta) Embrujada, van dados: hubiera sido lo lógico y, seguramente, lo más agradecido. Pero no: el cine americano del siglo XXI, sobre todo si tiene a un "autor", o "autora", como en este caso, no se conforma con actualizar el tema y dar una visión moderna del clásico. Hay que "aggiornar", que modificar hasta que el original resulte irreconocible. Así las cosas, este engendro que usurpa el delicioso título de nuestra infancia es un petardo incomestible, con un actor pasado de rosca hasta el delirio (este Will Ferrell que en su país será muy popular, pero que al resto del mundo, donde todavía conservamos algo de cordura, nos cae gordísimo), un guión, por llamarlo de alguna forma, definitivamente idiota, y unos diálogos que harían suspender a sus autoras (las hermanas Ephron, que son como las hermanas Garse: Carmen-Garse, Pepa-Garse y Paca-Garse...) en primer curso de Redacción de Guiones.

Personajes manifiestamente prescindibles (¿qué pinta aquí Michael Caine, un lujo desaprovechado?), superfluos (Shirley MacLaine está bien como Endora, aunque le falte la mala leche de la original Agnes Moorehead) o incomprensibles (¿de dónde ha salido esta bruja que hace Nicole Kidman, que no sabe donde está de pie?) terminan de redondear un empeño imposible, hacernos recordar Embrujada sin contar con el espíritu real de la serie.

Cómo será este bodrio que las únicas ocasiones en las que se consigue la sonrisa espontánea del espectador son aquellas escenas de archivo de la genuina serie televisiva de los sesenta que se intercalan a lo largo del film...

Una última cosa: ¿qué hace en esta bosta de vaca una actriz como Nicole Kidman? No se entiende muy bien que la excelsa diva de filmes como Las horas, Dogville o Eyes wide shut, por sólo citar algunos de sus mejores títulos, haya aceptado intervenir en este rollo; sólo se puede comprender si la australiana era una fan de la serie y ha querido rendirle un homenaje; claro que, visto el resultado, podía habérselo ahorrado...