Andrea Di Stefano es un actor italiano, generalmente de carácter secundario, que ha aparecido en películas como La vida de Pi, Come, reza, ama y Nine, y que ahora debuta en la dirección con un costeado (para lo que suelen ser los presupuestos europeos) thriller que cuenta los días previos a la entrega pactada del narcotraficante Pablo Escobar a las autoridades de su país, a principios de los años noventa, enmarcándola en una historia (al parecer) ficticia, protagonizada por un joven norteamericano que supuestamente se enamoró de la sobrina del terrorista (¡qué tino tuvo!), siendo en principio bien acogido por tan siniestro personaje, un tío político de lo más atípico y peligroso…
Di Stefano, que tiene apellido de futbolista famoso, no se puede decir que sea un exquisito. Su cine como director es impersonal, y su planteamiento resulta aburrido, además con una cierta idealización de ese gran matarife que fue Pablo Escobar, quien planteó en los años ochenta y principios de los noventa una auténtica guerra contra el Estado, que puso en jaque a Colombia y se llevó por delante a miles de inocentes. Como ya es demasiado habitual, el tratamiento que se da a este hijo de la gran puta es más bien positivo, como de personaje carismático, aunque es cierto que toda la parte final lo descubre como el gran canalla que fue, por mucho que se las diera de cristianísimo y de supuesto Robin Hood de corte criollo, aunque la realidad es que las ganancias (aparte de algún diezmo que repartía para embaucar a las masas) de su infame negocio a quien enriquecían hasta la obscenidad era a él y a los suyos.
Es cierto que la gran interpretación de Benicio del Toro mejora la película: su composición ayuda a dotar al narcotraficante del carisma del que probablemente carecía. Josh Hutcherson, por su parte, tras su intervención en la trilogía (tetralogía se tenemos en cuenta que el tercer capítulo se ha dividido en dos partes) de Los juegos del hambre, es la estrellita de este filme que, ciertamente, decepciona: no es un buen thriller (aunque sería injusto no reconocerle algunos momentos de tensión), como filme romántico es más bien empalagoso, y como drama tampoco funciona demasiado. Andrea, mejor que vuelvas a la interpretación…
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