Pelicula:

Chloé Zhao, nacida Zhao Ting (Pekín, 1982), es una cineasta china que se educó en la adolescencia en el Reino Unido para después completar su formación en Estados Unidos, donde estudió cine en el Mount Holyoke College de Massachusetts y en la Tisch School of the Arts de Nueva York, donde tuvo de profesor, entre otros, a Spike Lee. Tras varios cortos, su carrera profesional se inició con el largometraje Songs my brothers taught me (2015), un nostálgico acercamiento al mundo de los amerindios, film que fue muy bien recibido en festivales tales como Cannes y Sundance. A partir de ahí, y partiendo precisamente de una circunstancia derivada de ese film, rueda The rider (2017), una sutilísima historia entre el documental y la ficción, hermosa, calladamente puesta en escena, que la reveló como uno de los grandes talentos emergentes del cine moderno, apreciación que se confirmará plenamente con la extraordinaria Nomadland (2020), que explora nuevamente el proceso entre realidad y ficción, y de qué manera... La película se lleva todos los premios habidos y por haber, entre ellos los 3 Oscars más importantes, además de varios BAFTAs y Globos de Oro, y galardones en certámenes como Venecia, Atlanta, Chicago y Toronto, entre otros muchos.

Con ese bagaje, resulta ciertamente extraño que Disney, a través de su subsidiaria Marvel Studios, le encargara a Zhao la adaptación al cine del cómic de Jack Kirby Eternals, otra muesca en el llamado “Universo Marvel” que la Casa del Ratón viene desarrollando desde principios de los años diez de este siglo XXI. Porque ese “universo”, desde luego, se nos antoja en las antípodas del cine humanista, doliente, de minorías, que hasta ahora había cultivado Chloé. Es como si a Picasso lo pusieran a pintar al gotelé, actividad sin duda dignísima pero que pueden ejecutar miles de buenos profesionales en la materia, mientras que Picasso no hay más que uno... como Zhao, una de las más interesantes cineastas de los últimos tiempos.

Los cómix de Eternals fueron publicados por primera vez en 1976, a través de Marvel Comics. Esta Eternals de Chloé Zhao es también la primera ocasión en que esos cómix han sido llevados a la gran pantalla. La historia que se nos cuenta se remonta inicialmente al principio de los tiempos, cuando unos seres primordiales llamados Celestiales (lo más parecido a los dioses de las antiguas mitologías) crearon la vida en el universo; crearon también criaturas divinas llamadas Eternos, para defender esa creación, a la par que debían luchar contra los llamados Desviantes, espíritus malignos empeñados en acabar con esa vida creada por los Celestiales. En nuestro tiempo, el grupo de Eternos que viven en la Tierra está formado, entre otros, por Sersi, cuyo poder es transformar cualquier materia que toque en lo que ella quiera (una versión sofisticada del rey Midas, claro está...); Ikaris, cuyo nombre ya nos indica que tiene la capacidad de volar, aparte de lanzar unos rayos con los ojos que pueden literalmente dejarte frito...; Thena, que genera armamento de la nada con el que lucha como si no hubiera un mañana, y que además tiene cierto problema psicológico que la hace que, cuando se le cruzan los cables, se ponga a guerrear contra sus compañeros, casi siempre con el don de la inoportunidad...; Phastos, un tipo con una rara capacidad para concebir y ejecutar artilugios abracadabrantes... y así todos. Desde cierto acontecimiento ocurrido tiempo atrás, todos ellos viven por separado, pero cuando les llega un llamado para reunirse, se dan cuenta de que algo muy grave está sucediendo en el universo, y más concretamente en la Tierra...

Lo cierto es que Eternals nos parece que empieza regular, por no decir mal: la primera hora es a ratos bostezante, mientras vamos conociendo mal que bien a los distintos Eternos, con sus capacidades chiripitifláuticas y, de vez en cuando, luchando contra los Desviantes, que tienen toda la pinta de ser primos hermanos del monstruo de Alien. A partir de ahí, cuando empiezan a dejar de lado la elemental ficción que parece hecha para niños de 6 años, la cosa empieza a mejorar algo, introduciendo conceptos tales como la posibilidad de ejercer el libre albedrío contra el mandato del dios de turno (en puridad, la esencia del ser humano moderno, la esencia del laicismo), o el conflicto entre obediencia y amor, cuando estos se contraponen. Ahí se nota un poco quién está a los mandos, tanto en la dirección como en el guion, una Chloé Zhao que, de todas formas, está a años luz de The rider y no digamos de Nomadland.

Así las cosas, van transcurriendo las dos horas y media largas de película, que ciertamente no se puede decir que sea aburrida (al menos en su segunda parte), con los dilemas de estos Eternos que sin embargo son tan humanos como nosotros, con profusión de efectos digitales de última generación, verdaderamente muy realistas (el nivel de los equipos de CGI es realmente extraordinario), con su ración de luchas cada equis tiempo para que el personal no se nos duerma, y con las disquisiciones tan humanas de estos cuasi inmortales que los hacen más hombres y mujeres que los angélicos seres que, en puridad, son.

Hay por lo demás cosas curiosas: así, dentro de la tónica de la corrección política que es una de las constantes de este nuestro tiempo, los personajes principales cubren casi todas las etnias preponderantes de la Tierra: así, tendremos a blancos, hindúes, negros, mulatos, hispanos, chinos... solo nos faltaría un amerindio, un árabe y un maorí para tener la baraja completa... Además, y creemos que por primera vez en una película de Disney (aunque sea a través de su filial Marvel), aparece un personaje principal declaradamente gay, además con pareja e hijo (adoptado, se supone, o por gestación subrogada). Por otro lado, aunque esto es evidentemente una cuestión que procede del origen de la historia, del cómic imaginado por Jack Kirby, lo cierto es que estamos ante una reescritura de mitos religiosos y culturales. Así, tendremos un Ser Supremo, Arishem, que es enteramente Yahvé, que creó a los Eternos (a la manera de los ángeles y arcángeles del judeocristianismo) y a los Desviantes (que serían el equivalente a los demonios bíblicos), con algunas diferencias, como que aquí el equivalente a Luzbel no solo no traiciona a Yahvé, sino que a quien lo hace es a los compañeros que se están rebelando contra los designios del Ser Supremo; sería, por tanto, una especie de Lucifer a la inversa.

Claro que por otro lado hay una evidente referencia constante a la mitología griega, desde la propia concepción de los llamados Celestiales, que equivaldrían a los dioses del Olimpo heleno, Zeus, Ares, Afrodita y compañía, aunque aquí el único que aparece es el Ser Supremo, que sería Zeus, en este caso llamado Arishem. Pero es que el nombre de los llamados Eternos remite claramente a los de algunos de esos dioses o semidioses griegos: Thena está evidentemente inspirado en Athenea, Phastos en Hefestos, Ikaris en Ícaro, y en el caso de Ayak el personaje inspirador parece ser un humano, el bravo guerrero Áyax Telamonio que lucha en la guerra de Troya y que Homero canta en La Ilíada. Por haber, hay hasta un personaje que se llama como uno de los mitos mesopotámicos, Gilgamesh, el rey sumerio que, además, es el protagonista de la obra literaria más antigua que se conserva, el Poema de Gilgamesh.

Así que, como se ve, estos Eternals son en buena medida un batiburrillo de mitologías y temáticas culturales y religiosas de la antigüedad, enhebradas a la manera de Jack Kirby, y ahora con las formas estilosas pero definitivamente poco apropiadas de una cineasta, Chloé Zhao, a la que nos gustaría no perder para la causa del buen cine.

De la parte interpretativa habrá que decir que, en general, todos aprueban, teniendo en cuenta que buena parte de sus actuaciones las han tenido que hacer dentro de un “chroma” e interactuando con (literalmente) la nada, donde después los chicos de los F/X pondrán los monstruitos de rigor. Un par de curiosidades: aquí coinciden dos de los actores de Juego de Tronos, Richard Madden, el que será efímero Rey en el Norte, y Kit Harington, o lo que es lo mismo, Jon Nieve; y llama la atención que, siendo Angelina Jolie la estrella indiscutible del reparto, no tenga ningún tratamiento especial ni en su personaje (que para los demás es más bien un estorbo que otra cosa...) ni en los títulos de crédito... Modestia se llama la figura, entendemos...

Eso sí, al final nos quedamos sin saber cómo le habría quedado a Picasso la pared pintada al gotelé...

(18-11-2021)


Eternals - by , Nov 18, 2021
2 / 5 stars
Como si Picasso pintara al gotelé