Las películas de reencuentros de viejos amigos terminan, indefectiblemente, como el rosario de la aurora. Eso sí, hasta ahora no habían acabado con el (literalmente) fin del mundo. Pues ya era hora: Fin, que se anuncia desde su principio, valga la paradoja, nos trae un nuevo apocalipsis, de los que ahora están tan de moda, entre el supuesto fin del mundo previsto por los aztecas (¿o eran los mayas? Qué mala es la edad…) para este año de 2012 en el que se escriben estas líneas, y que, por ejemplo, el cine norteamericano ha llevado a la pantalla hace unos años precisamente con ese título, 2012, hasta la mucho más intelectual Melancolía, de Lars Von Trier, sin olvidar un interesante título de producción andaluza, 3 días. Ello por no citar la exitosa (aunque muy tramposa) serie televisiva El barco, que va de lo mismo pero con acelerador de partículas de por medio, con su big bang de tamaño llavero.
Fin plantea ese reencuentro de viejos amigos, con su correspondiente esqueleto en el armario (en este caso resulta casi literal...), que enseguida aprovechan para echarse en cara todos sus rencores, hasta que un petardazo en el cielo y la inacción de todo aparato eléctrico en la casa rural donde se han reunido les convence de que algo raro está pasando. Mientras buscan a otros supervivientes, irán desapareciendo uno a uno.
El director, Jorge Torregrossa, es perito en series televisivas; se las ha hecho casi todas, desde El comisario hasta Tierra de lobos, por citar dos bien conocidas. Ciertamente se maneja con soltura en la puesta en escena, si bien es verdad que con frecuencia los problemas de coherencia del guión (teniendo en cuenta la situación planteada) le juegan malas pasadas. Tampoco ayuda mucho que algunos de sus actores, como el modelo Andrés Velencoso, no sea precisamente un prodigio de talento interpretativo.
Queda, no obstante, una cinta curiosa que a ratos consigue transmitir aquello que parece ser su objetivo, desasosegar al espectador con una situación de pesadilla en la que el mundo se ha ido al garete y lo que queda, personas incluidas, va apagándose poco a poco. El lamentable final, vacío y hueco aunque pretenda ser poético y alegórico, confirma que, con demasiada habitualidad, historias que parecen interesantes en su planteamiento y nudo, no se saben terminar a la misma altura y estropean los posibles méritos de la película.
(09-12-2012)
88'