Esta película pudo verse en la Sección First Film First del Sevilla Festival de Cine Europeo 2011.
¿Se puede considerar la tomadura de pelo como un arte? Si es así, este Finisterrae es una obra maestra de esa disciplina. Pero me temo que sus fautores no han pretendido tomar el pelo al espectador, sino hacer una película en serio. En tal caso (y es el caso), lo de esta cosa es impresentable. Que se haya gastado un dinero muy curioso (la ingente cantidad de títulos de crédito y los variopintos paisajes en los que se ha localizado así lo confirman) en esta idiotez, es sintomático; por un lado, confirma que el cine español, o al menos parte de él, está dando palos de ciego, intentando atizar a una piñata que, es evidente, no está por la labor de dejarse alcanzar por mamarrachadas de este jaez.
Los productores afirman que han hecho un filme experimental. ¿Experimental? ¿Con qué han experimentado, con la paciencia del público? ¿Se trata quizá de algún reality show con más mala leche que la saga de Saw?
Supuestamente, la película narra la historia de dos fantasmas que, hartos de estar en el limbo, deciden hacer el Camino de Santiago y terminar en Finisterre, para allí tomar forma física. Esa es la sinopsis de esta calamidad, que carece de interés desde el primer al último fotograma.
Que Sergio Caballero, el infausto autor, por decir algo, de esta tontería, sea debutante en la dirección, se entiende. Que Luis Miñarro, uno de los productores a través de su Eddie Saeta, haya creído en ella y haya puesto dinero (o haya hecho el papeleo para que el Ministerio de Cultura lo ponga, lo que es más probable), es bastante más chocante. Para quien no lo sepa, porque ser joven o desmemoriado no es ningún pecado, Luis Miñarro (en aquella época firmaba como Lluís Miñarro) ejerció como crítico de cine durante muchos años en la revista Dirigido por… (posteriormente rebautizada como simplemente Dirigido), una de las revistas cinéfilas por excelencia del panorama especializado en cine en España. El trayecto que va desde ser un pope del cine exquisito a producir Finisterrae es uno de esos misterios insondables de la vida.
Claro que no es tan difícil de entender, si recordamos también que Miñarro, con su productora Eddie Saeta, coprodujo uno de los bluffs más lamentables de los últimos tiempos, la película tailandesa Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas, que llegó hasta conseguir la Palma de Oro en el Festival de Cannes, cuando era una nadería incomestible.
Bueno, pues esta Finisterrae, que intenta ser tomada en serio como película, es aún peor, sin los mínimos destellos de desasosiego que producía la cinta tailandesa. Así las cosas, ¿a qué juega este supuesto experimento? No, si al final va a ser verdad que lo que pretendían era tomarnos el pelo…
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