Valeria Bruni Tedeschi (Turín, 1964) es una actriz franco-italiana, oficio en el que se desempeña desde mediados de los años ochenta. Además, desde principios de este siglo XXI viene alternando su carrera de intérprete con la de directora, en la que ya lleva cinco largometrajes, una TV-movie y un documental. En los largos de ficción Bruni Tedeschi se está acostumbrando al relato criptoautobiográfico o directamente biográfico (sin el cripto...). Así ha ocurrido con Es más fácil que un camello... (2003), Actrices (2007), Un castillo en Italia (2013), La casa de verano (2018) y ahora en esta La gran juventud, en la que veladamente aparece de nuevo Valeria, aquí con el nombre de Stella, para contarnos el período de su vida, personal y profesional, en la que fue aceptada en el prestigioso centro docente teatral École des Amandiers, que entonces dirigía Patrice Chéreau, célebre actor, director escénico, de ópera y cinematográfico, una leyenda en las tablas francesas y europeas.
Los dos actores y actrices elegidos por Chéreau, entre ellos Stella/Valeria, visitarán Nueva York para dar unas clases en el famoso Actor’s Studio, y posteriormente, de vuelta a Francia, el director les encarga el montaje de Platónov, obra de juventud de Chéjov. A lo largo del metraje del film asistiremos a las sesiones de ensayo de la obra, pero también a las diversas peripecias personales y, sobre todo, sentimentales, de varios de los componentes del elenco teatral, entre ellas el amor entre Stella y otro de los actores, Etienne, yonqui, afectado del complejo de Edipo y además con tendencia al maltrato de pareja... una joya.
El problema de Bruni Tedeschi como directora, o así nos lo parece, es que cree a pies juntillas (otra cosa no cabe suponer cuando de cinco largos, los cinco tienen, en mayor o menor medida, elementos claramente autobiográficos) que su vida es tan interesante como para contarla al resto del mundo. Cada uno, por supuesto, es dueño de pensar que su existencia merece ser llevada a la pantalla, o a las páginas de un libro, o sobre las tablas de un escenario, pero otra cosa es que, realmente, interesen. Porque además, el problema de Bruni Tedeschi como directora es que carece del sentido de la elipsis, y nos lo tiene que contar todo con pelos y señales, sea más o menos interesante, con un ritmo narrativo cansino donde los haya y, como siempre en el cine actual, con media hora de más que se podía haber quedado perfectamente en la sala de montaje, con lo que el espectador habría ganado media hora de vida... (de la suya, no de la de Valeria...).
Así las cosas, esta La gran juventud es un pesado drama que se arrastra torpemente hacia su final, momento en el que, ciertamente, se entona un poco, al revestirse con los siempre agradecidos ropajes del melodrama que, aunque desaforado, al menos nos despierta un poco. Pero el resto, como dice Hamlet, es silencio; bueno, un silencio atronador, porque todo el mundo habla muy por encima de lo normal, como si estuvieran siempre sobre un escenario y tuvieran que ser oídos por los espectadores del gallinero o paraíso.
Los intérpretes están casi todos sobreactuados, en especial la protagonista, la “alter ego” de Bruni Tedeschi, Nadia Tereszkiewicz, que se pasa tres pueblos en su actuación, aunque quizá ello haya que apuntárselo al debe a Valeria como directora de actores y actrices. De los demás citaremos a Louis Garrel, que en los últimos años parece coleccionar figuras importantes de la Historia de Francia: ha sido últimamente Godard, Robespierre, Alfred Dreyfuss (el del famoso "affaire" que propició el "Yo acuso" de Zola), ahora Chéreau, y en la nueva adaptación del clásico dumasiano por excelencia, Los tres mosqueteros: D'Artagnan, interpreta nada menos que a Luis XIII.
(06-11-2022)
126'