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Hacía 62 años que el cine francés no rodaba una versión del clásico dumasiano por excelencia, con el título de Los 3 mosqueteros (1961), con dirección de Bernard Borderie, con Gérard Barray como D’Artagnan. Después nuestros vecinos galos han hecho miniseries televisivas, TV-movies e incluso películas de animación sobre la historia imaginada por Alejandro Dumas, pero con formato cinematográfico hace efectivamente más de seis décadas que el cine francés no retomaba el tema: ya tocaba. El cine norteamericano, por ejemplo, hace una costeada versión cada veinte años, más o menos: recordemos Los tres mosqueteros (1921), de Fred Niblo, con Douglas Fairbanks, todavía en el cine mudo; Los tres mosqueteros (1948), de George Sidney, con Gene Kelly como saltarín espadachín; Los tres mosqueteros: los diamantes de la reina (1973), de Richard Lester, con Michael York como improbable D’Artagnan rubio; Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas (1993), de Stephen Herek, con el soso Chris O’Donnell en el papel protagonista; y Los tres mosqueteros (2011), de Paul W.S. Anderson, con Logan Lerman como el joven gascón. Así que ya era raro que, con la típica “grandeur” francesa y su proverbial chovinismo, hayan tardado tanto en reverdecer uno de sus mitos literarios más recurrentes.

Pues aquí está la primera parte (D’Artagnan) del díptico que formará con la segunda (Milady), que llegará a Francia en la Navidad de 2023 y a España y el resto del mundo en 2024. Lo primero que llama la atención en esta nueva adaptación del clásico dumasiano es su, en general, mantenimiento de la trama original, sin tomarse demasiadas libertades. Es cierto que con la historia de Los tres mosqueteros se juega sobre seguro, porque es conocida por todo el mundo, con mayor o menor grado, por lo que aquí no hay intriga ni suspense que valga, se conocen las peripecias, lo que va a suceder y cómo termina, no hay posibilidad de “spoilers”, así que el espectador, dejado a un lado el tema de “qué” pasará, puede dedicarse a apreciar “cómo” se ha hecho.

Hay, es verdad, ciertas diferencias entre la historia original de Dumas y la que pone en imágenes Martín Bourboulon: por ejemplo, la llegada de D’Artagnan a París, que en el libro se resuelve con el protagonista inconsciente tras un enfrentamiento con el que será su archienemigo el conde de Rochefort, en la película parece acabar con resultado de muerte del prota, lo que obviamente no puede suceder porque entonces nos sobraban casi 110 minutos de metraje... También se simplifica el viaje a Inglaterra de los tres mosqueteros más D’Artagnan, dejando en París a Porthos y Aramis, y en la película se incluye una supuesta confabulación que lleva a Athos a las puertas del patíbulo; tampoco está en el original el intento de magnicidio contra el rey; pero, por lo demás, la historia cinematográfica sigue aproximadamente las peripecias de los mosqueteros y del arrogante aprendiz gascón, jugando con habilidad con la doble línea de la novela dumasiana, por un lado las aventuras de capa y espada, y, por otro, y las intrigas palaciegas que enfrentan al cardenal Richelieu, valido de Luis XIII, con el capitán Tréville, jefe de la guardia de los mosqueteros, con la reina Ana de Austria de por medio, y una sorda conspiración orquestada por el hermano del rey, Gastón, Duque de Orleáns.

Lo cierto es que esta nueva versión del clásico, al menos en esta primera parte del díptico, nos parece briosa, plausible, interesante. Tiene algunas novedades ciertamente estimables, como las escenas de acción, rodadas (teóricamente) de un tirón, en plano secuencia, en un alarde técnico que ha debido exigir una notabilísima coordinación en la coreografía, en especial la escena de la lucha de los mosqueteros y D’Artagnan contra los soldados del cardenal cuando los protagonistas se van a batir en duelo: esas escenas de acción, rodadas cámara en mano, llevadas a cabo por los propios actores (lógicamente adiestrados por los especialistas), confieren una rara sensación de verosimilitud a las mismas, y los asfixiados jadeos de los protagonistas a su final son creíbles y lógicos, reventados después de un esfuerzo físico descomunal. Pero hay más: algunas de esas escenas de acción nos parecen mágicas, como el ataque de los hombres del cardenal en la emboscada que tienden a Buckingham y Ana de Austria, vista desde la perspectiva de la reina, dentro de una estancia, desde la que solo podemos ver lo que se aprecia por el vano de una puerta abierta, en lo que parece un bello homenaje a la famosa escena final de Centauros del desierto, de John Ford; y, en otra escena también resuelta muy cinematográficamente, el ataque de los protestantes al carromato donde transportan a Athos al patíbulo, para liberarlo, está dado exclusivamente “desde dentro”, a la manera de Clash (2016), la formidable película egipcia de Mohamed Diab, filmada toda ella desde el interior de un furgón policial.

Bien narrada, aunque hay algunas escenas que resultan más caóticas en su planificación, como la de la fiesta en Inglaterra del duque de Buckingham a la que acude D’Artagnan para pedirle los herretes de la reina, esta primera parte del díptico resulta ser una apreciable puesta al día de uno de los grandes textos de la literatura popular francesa y, por ende, mundial. Por cierto que a veces esa puesta al día resulta un tanto osada: hacer que Porthos sea bisexual, manteniendo sin embargo el tono ultramachista de los mosqueteros, resulta cuando menos chocante...

El director Bourboulon se formó con buenos maestros: su padre era íntimo de Bertrand Tavernier, y con él Martin echó, cinematográficamente hablando, los dientes; también fue ayudante de dirección de Jean-Paul Rappeneau, así que venía con la lección bien aprendida. Su debut en el cine, con la comedia Papá o mamá (2015), versionada en España como Mamá o papá (2021), fue todo un éxito en su país, hasta el punto de rodarse un año más tarde una continuación. Dejado de lado ya ese venero de comedia fácil, Bourboulon parece seguir la estela de otros cineastas franceses (estamos pensando en Patrice Leconte, incluso en el propio Rappeneau) que se iniciaron con productos puramente comerciales para después revelarse como cineastas con cosas que contar; así hay que interpretar su proyecto inmediatamente anterior, Eiffel (2021), sobre el famoso ingeniero, y no digamos esta costeada superproducción sobre el clásico dumasiano, con un presupuesto total para el díptico en torno a los 72 millones de dólares, una pasta para cualquier película europea.

El resultado nos parece coherente, apreciable, vibrante y, en general, muy positivo, una versión actualizada, novedosa y a la vez razonablemente respetuosa con el texto primitivo, una película que obviamente aspira a reventar taquillas, como no puede ser de otra forma con una tan cuantiosa inversión, pero que lo hace con instrumentos lícitos: intriga, adrenalina, buena narrativa.

Muy bien ambientada (usando joyas arquitectónicas como Los Inválidos y El Louvre, entre otros majestuosos monumentos galos), muy bien en cuanto a atrezzo y vestuario, la película está también correctamente interpretada, con un François Civil que hasta ahora no había descollado especialmente, aquí en el personaje de D’Artagnan, posiblemente el papel de su vida. Del resto nos parece que Vincent Cassel, siempre buen actor, y sobre todo de magnética presencia, es quizá demasiado mayor (casi sexagenario) para el rol de Athos. Bien la actriz que encarna a Milady de Winter, la siempre estupenda Eva Green, con el punto necesario de perfidia y seducción que se le presupone a una de las villanas por excelencia de la literatura universal. Louis Garrel resulta plausible como el monarca Luis XIII, un rey débil que con frecuencia fue pastoreado por el astuto Richelieu. La luxemburguesa Vicky Krieps compone una delicada Ana de Austria: curiosamente esta actriz, que comenzó en cine con personajes ultraizquierdistas en films como Si no nosotros, ¿quién? y El joven Karl Marx, en los últimos tiempos parece coleccionar papeles de personajes monárquicos, como su Sissi de La emperatriz rebelde, y ahora ésta, nada menos que la reina consorte de Francia...

(17-04-2023)


Los tres mosqueteros: D'Artagnan - by , Aug 02, 2023
3 / 5 stars
Vibrante, novedosa, plausible versión