Pelicula:

Esta película forma parte de la programación del AMERICANA FILM FEST (Festival de Cine Independiente Norteamericano de Barcelona).

Disponible en Filmin.

Los caminos para llegar a la dirección cinematográfica son muy diversos, desde el de aquellas personas que acceden directamente a ella, como aquellos otros que lo hacen desde un previo oficio del cine o la televisión. En este último caso los más frecuentes son los guionistas, seguidos de cerca por actores y actrices. Hay otros muchos, como directores de fotografía o montadores, que también, aunque en menor medida, dan el salto a ese pináculo de la profesión audiovisual que es el director o realizador. Mucho menos frecuente es que la persona que lo haga sea un (una, en este caso) especialista en registro de sonido, una diseñadora y editora de sonido, lo que en buena parte de Hispanoamérica designan con una sola palabra, tan clara y diáfana, también tan deliciosa: sonidista.

Pues ese es el caso de Lauren Hadaway, reputada sonidista norteamericana cuya firma como tal aparece en casi medio centener de títulos, entre ellos algunos tan populares como Pacific Rim, Whiplash, Los odiosos ocho o Ejército de los muertos. Su salto a la realización se dio en primer lugar con un cortometraje, Row (2017), ya inmerso (nunca mejor dicho...) en el mundo del remo, en el que la directora pasó cuatro años de su vida y constituyó para ella una experiencia ciertamente indeleble. En ese mismo mundo se inscribe esta La aspirante, potente debut en la dirección cinematográfica de largometraje de esta sonidista excelsa que, a lo que se ve, también puede ser una notable realizadora.

La acción se centra en una innominada universidad norteamericana, aunque realmente está rodada en una institución de este tipo de la provincia de Ontario, en Canadá. En ese contexto conocemos a Alex Dall, en torno a los 18 años, estudiante de primer año que se inscribe en la competición de remo. Mujer muy exigente tanto en los estudios como en cuantas actividades afronta, el ser la mejor en remo se irá convirtiendo, poco a poco, en una obsesión no precisamente saludable. Por el camino irá dejando amigos, afectos, amores...

Tiene esta La aspirante la fuerza de la convicción. El hecho de que la propia directora pasara por algo parecido a esto, una adicción desmedida hacia una actividad (en este caso deportiva, pero puede ser cualquier otra), sin duda favorece la fuerza y el convencimiento con el que se narra esta historia atractiva, estimulante, la de una joven que, en una espiral de desquiciamiento, se convierte en una obsesa por ser la mejor en lo suyo, despreciando para ello cualquier otro interés humano, incluidos también los estudios que, se supone, le permitirán un futuro razonable.

Hadaway se muestra pronto como una estilista. No procediendo del mundo de la imagen sino del sonido, sin embargo su película es, literalmente, preciosa, con hermosos planos cenitales y aéreos, que aportan belleza y originalidad, con una filmación elegante, no eludiendo recursos tales como la cámara lenta en los entrenamientos, quizá para profundizar en la creciente obsesión del personaje central. Utiliza la cámara al hombro, pero nunca de forma mareante, sino como una manera de acercarse al rostro, a la obsesión de su protagonista. También el montaje es notable, con frecuencia ultrarrápido para propiciar en el espectador la sensación de estrés en la que se ve inmersa el personaje principal en su deseo de ser la mejor, aunque no sepa en puridad para qué quiere serlo (bueno, sí, por ser la mejor... y punto), una pulsión enfermiza en lo que podríamos considerar una crítica de la competitividad por la competitividad, cuando ésta no tiene un objetivo más allá del muy onanista placer de la vanidad satisfecha; estamos entonces ante la ética del esfuerzo llevada al paroxismo, un esfuerzo baldío que no lleva a ninguna parte.

Todo ello en un film bellamente filmado, que nos muestra un universo de sudor, jadeos, esfuerzo a todo trance, pero en el que no hay esteticismo vacío, salvo, quizá, en las escenas eróticas con su pareja, una exprofesora, que recuerdan un tanto aquellas pelis de corte “softcore” de David Hamilton de los años setenta y ochenta, sexo almibarado y preciosista no demasiado acorde con lo que se nos está contando, siendo éste uno de los escasos errores de concepto de la directora.
 
Se ha dicho de la película que parece temáticamente influenciada por Whiplash (2014), la película que descubrió a Damien Chazelle como director, y en la que Hadaway, precisamente, trabajó como sonidista, y también se han querido encontrar parecidos con Cisne negro (2010), el film de Darren Aronofsky, pero nos parece que la peli de Lauren tiene plena autonomía y, aunque con algunos matices similares, es una historia plenamente original.

Interesante película, sobre una mujer (podría ser igualmente un hombre, claro) infectada por el virus de la competitividad: quiere, patológicamente, ser la mejor, no hay motivación por esfuerzo personal, ni por beca, ni por nada: simplemente quiere quedar por encima de todo el mundo, quiere ser la mejor en toda actividad que emprenda, en lo que puede ser una nada soterrada denuncia del esfuerzo desmedido sin un objetivo claro y concreto, en esa épica tan norteamericana del “perseguir tu sueño”, solo que aquí no hay sueño que perseguir, solo ser la primera, aunque ello no sea más que una mera, más bien estúpida posición en el podio, sin más.

Con un final ambiguo, la película, incluso en eso, resulta original, alejada de lo que se podía prever en estos casos en el cine al uso, que hubiera optado seguramente por un final más conformista, que nos hiciera sentir mejor. Pero no: también en eso Hadaway es distinta, y eso que le agradecemos...

Buena película esta La aspirante, excelente tarjeta de presentación de una mujer que, desde luego, no parece en absoluto una directora neófita, tal es su claridad de ideas, la seguridad en la planificación, la hermosa concepción visual de un film cuya rutina inicial de los entrenamientos (ese mantra del “piernas, cuerpo, brazos”, repetido “ad nauseam” para grabarlo a fuego en las mentes de las novatas) es solo la punta del iceberg de la obsesión plenamente inscrita en la adicción que supondrá para la protagonista esa nueva actividad a la que se entregará absolutamente; podría haberse dedicado a la petanca, hubiera sido bastante menos fatigoso...

Magnífico trabajo de la protagonista, Isabelle Fuhrman, ella misma totalmente entregada a la composición de este personaje extremoso, que carecía de experiencia en la práctica del remo y tuvo que aprender a marchas forzadas: seis semanas de entrenamiento, a razón de seis horas al día... vamos, como para terminar ella misma obsesionada...

(21-03-2022)


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94'

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La aspirante - by , Mar 21, 2022
3 / 5 stars
Piernas, cuerpo, brazos...