La ballena

Tras ser bien recibida en la Mostra de Venecia, llega a las carteleras españolas, al ser nominada a tres Oscar, La ballena (2022), de Darren Aronofsky, que supone la vuelta a la pantalla de Brendan Fraser. Aquí incorpora a Charlie, un solitario profesor de inglés que padece una obesidad severa, de más de 270 kilos de peso, que da clases a sus alumnos por internet, desde un pequeño pueblo de Idaho, pero no aparece su cara en la pantalla, con la excusa de que tiene la cámara estropeada. El motivo es que no desea dar una mala imagen de su gruesa figura.

En algún momento Charlie lee un fragmento del texto de la novela Moby Dick, de Herman Melville, en el que se hace alusión a una ballena blanca, y semejanza a ese animal es la que ofrece la mórbida figura del protagonista. Pero ese no es su mayor problema, ya que padece una alteración de su presión arterial debido a su gran peso que casi no le deja no sólo moverse, cosa que a duras penas hace con un andador por su exigua casa, sino que tampoco puede casi respirar. Esto hace que esté a punto de morir, pero se niega a ir al hospital.

Recibe a lo largo de esta historia la visita de Thomas, un joven misionero de la iglesia cristiana Nueva Vida, de su amiga Liz, una chica enfermera que le cuida, de Ellie, su hija de 17 años, tenida del matrimonio con su esposa, a las que abandonó, marchándose, cuando la cría tenía 8 años, con Alan, un alumno del que se enamoró, hace una década, que falleció trágicamente. Ahora trata de reconciliarse con Ellie ayudándole a hacer los deberes y a la que piensa dejarle todo el dinero que gana con sus clases en una cuenta a su nombre, con la que trata de tener una última ocasión de reconciliarse y obtener su redención.

Toda la acción de esta obra, que consiste en las relaciones con cada uno de estos personajes, se desarrolla en el salón, salvo una escena en el porche de la vivienda, por lo que no se han esforzado mucho en airearla.

El guion es la adaptación de la obra teatral de Samuel D. Hunter, llevada a cabo por el autor de la misma, cuyo estreno tuvo lugar en Nueva York en el 2012 y que ahora Darren Aronofsky se ha decidido a llevarla al cine, sin ocultar su origen escénico y volcando todo su interés en el protagonista en torno al cual giran todos los demás, que es la atracción de este drama. La movilidad de la cámara de Matthew Libatique hace que se disimule un poco su origen escénico.

A lo largo de la trama se tocan temas como la religión, la enfermedad, la soledad, la salud, el cinismo, el abandono de la familia, la tristeza, la homosexualidad, la honestidad profesional ante la proximidad de la muerte, el deseo de reconciliación y redención.

Además de destacar el trabajo de Brendan Fraser hay que señalar la labor que hace la joven Sadie Sink en el personaje de la hija.

El ritmo que Aronofsky le da a este drama no puede ser otro que el que se vive en la claustrofóbica situación y la angustia de Charlie que ve cómo se le acerca la muerte, en el que tal vez sea el mejor trabajo de Brendan Fraser, quien ha sido premiado por gran parte de la crítica americana.