Tras el éxito de la primera de las películas inmersas en el ciclo Comedias y Proverbios, La mujer del aviador, Eric Rohmer afronta el segundo segmento de esta serie cuyo único punto en común, en principio, es contar con una historia de alguna forma relacionada con algún dicho o proverbio famoso. Aquí el tema, dejando a un lado los escarceos amorosos del anterior filme, es la obsesión de la protagonista por casarse con un hombre en concreto, en una época en la que el matrimonio ya no se llevaba.
La anécdota sirve, como en buena parte del cine de Rohmer, para construir una deliciosa historia sobre la volubilidad del ser humano. Como si de la fábula del zorro y las uvas se tratara, la protagonista también acabará pensando al final que, efectivamente, las uvas estaban verdes.
El camino iniciado en La mujer del aviador, incluso antes en el ciclo Cuentos Morales, sigue aquí su curso: La buena boda es una cinta sencilla, con un tema y una situación casi única, que a veces puede incluso irritar al espectador: no es imposible que así lo deseara su autor.
El reparto está cuajado de habituales en el cine rohmeriano, desde la protagonista, Béatrice Romand, que trabajó para el cineasta de Nancy en seis ocasiones, hasta Arielle Dombasle, que actuó en cuatro de sus películas, e incluso André Dussollier, que siendo más un intérprete de Alain Resnais, con el que hizo siete películas, también repitió con Rohmer en dos ocasiones.
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