Pelicula:

Park Chan-wook es un guionista y director surcoreano del que, afortunadamente, hemos tenido la suerte de ver algunos de sus títulos en Occidente, cuando el cine de aquella nacionalidad es casi invisible por estas latitudes. Su mejor película sigue siendo la extraordinaria Old Boy (2003), que consiguió el Premio del Jurado en el Festival de Cannes, filme que años más tarde fue versionado (pésimamente) por Spike Lee en la cuasi homónima Oldboy (2013). Park ha hecho con posterioridad en su país otras películas que no han alcanzado esa talla, pero en 2013 fue fichado por el cine norteamericano para rodar una pequeña joya, Stoker, un filme de rara sensibilidad, excesiva, me temo, para el público medio USA.

Vuelto a su tierra tras esa aventura (fallida en lo económico pero esplendorosamente triunfante en lo artístico), Park regresa por sus fueros, ahora adaptando libérrimamente la novela de Sara Waters Fingersmith, situando la acción, en lugar de en la victoriana Inglaterra del original literario, en la Corea de los años treinta, durante la dominación japonesa de la península. Una jovencita coreana de baja extracción social es contratada, gracias a ardides de sus mentores, en una casa de la alta aristocracia, donde habrá de ser la doncella personal de una mujer de similar edad a la suya, que sufre de trastornos mentales. La doncella ha sido allí introducida por un timador que busca beneficiarse de la situación mediante un alambicado plan…

Pronto veremos que lo que parece una historia de fraude realmente esconde varias capas, varios pliegues por los que la realidad se evapora, por donde lo que parece verídico deja de serlo, una historia que alguien ha definido como “rashomoniana”, lo que procede por el ámbito geográfico y, desde luego, también por las diversas versiones, hasta tres, que vamos viendo de una misma historia, a la manera del mítico título de Akira Kurosawa.

Siempre exquisita, con frecuencia fascinante, rodada con la clase de un cineasta conocedor de todos los resortes de la realización cinematográfica, esta historia de timadores a su vez timados, de amantes falsos que llegan a ser verdaderos, o viceversa, de amores prohibidos que se revelan los más puros, los más auténticos, La doncella es una deliciosa obra que roza la perfección, si no fuera por algunos momentos de duda en un metraje quizá excesivo. Pero el conjunto es memorable, una de esas películas que es, en el mejor de los sentidos, orientales, inimaginables en el contexto del cine occidental, aunque los espectadores de aquende el mapamundi podamos disfrutarla, gozarla.

Con la bellísima música de Jo Yeong-wook (y la inestimable colaboración de un tipo al que conocemos más por estos lares, un tal Wolfgang Amadeus Mozart), la entregada interpretación del dúo femenino, Kim Min-hee (la señora) y Kim Tae-ri (la doncella), y la fotografía del habitual operador del cine de Park, Chung Chung-hoon, La doncella es una brillantísima película, un elogio de la impostura que nos recuerda, por si fuera necesario hacerlo, la pujanza del cine asiático.


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144'

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La doncella (The handmaiden) - by , Dec 08, 2016
4 / 5 stars
Elogio de la impostura