CINE EN SALAS
Tras celebrar el sexto cumpleaños de su hija, Ana recibe una visita inoportuna de un tal Walter, un extraño con acento sudamericano, que porta unos documentos para que los firme Ricardo, su marido, con quien tiene una cita para resolver unos asuntos que tienen pendientes.
Lo que comienza como una visita incómoda, que puede ser de un tipo peligroso, termina convirtiéndose en una situación inquietante en la que Walter le descubre a Ana las mentiras y las infidelidades de su marido y abogado. Tras retenerla a ella y a su hija de rehenes como fianza de la deuda que su esposo tiene con su jefe, habla con él por el móvil para informarle de cómo está la situación.
Estamos ante una película extraña o más bien diríamos que algo desequilibrada. Después de un prólogo breve con la celebración del cumpleaños, lo que sucede es un largo diálogo de una hora entre Walter y Ana, y en la media hora final se anima la acción cuando el dúo se convierte en trío con la llegada de Ricardo y la cosa se pone ciertamente muy interesante, en la que vamos descubriendo los tejemanejes del marido, y también donde ocurre la sorpresa de un cuarto personaje que podría desequilibrar la situación, que no vamos a descubrir para no destripar el desenlace, que resulta sorprendente. Ante las mentiras e infidelidades de su esposo, Ana se abre y confiesa algunas cosas que hasta ahora no sabíamos.
El film tiene un buen trabajo de la actriz colombiana Juana Acosta, y quien le da la respuesta repartiéndose el protagonismo con ella es Julián Román, un actor con acento que parece argentino, pero que también es de la misma nacionalidad que ella.
Una producción que ha debido ser barata de presupuesto ya que la mayor parte de la acción transcurre en el salón de la casa, con alguna que otra visita a las habitaciones o la cocina, que no tienen mayor importancia en el desarrollo del argumento, ya que son un relleno de tiempo.
El guion está escrito por el director Gonzalo Perdomo, en colaboración con Andrés Martorell, guionista habitual de este género, cuya intriga se va desgranando poco a poco, mientras se deshoja la margarita de las cuestiones que se tratan. Esta historia puede muy bien ser representada en un escenario, dado el puro diálogo y la ubicación casi única del desarrollo de la acción, si se suprime el inicio del cumpleaños.
Para el director Gonzalo Perdomo este es su primer largometraje tras haber realizado dos cortos en el que muestra la complejidad de la confianza y la traición de un matrimonio, sin amor entre los cónyuges, pero aparentemente perfecto.
La trama prende pronto el interés del espectador, cuya acción sucede en tiempo real, en la que se palpa la tensión de la situación desde las primeras escenas. Debido los giros que da la trama se distancia del thriller convencional, mezclándose este género con el drama familiar, la tensión, el humor negro, la angustia y la intriga en torno al marido que hace que el ritmo vaya creciendo en la media hora final.
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