Marlon Brando desapareció de las pantallas cinematográficas durante casi una década, la de los ochenta, hasta reaparecer con Una árida estación blanca (1989). El último film que rodó antes de ese amplio paréntesis fue precisamente este La fórmula, un policíaco que se adentra en una trama en la que hay elementos políticos (nazis de por medio) y fanta-científicos (la fórmula de un supuesto combustible artificial).
Todo ello está desarrollado de forma más bien confusa por un realizador que habitualmente era muy eficiente: John G. Avildsen es, sin ir más lejos, el director de Rocky (1976) (la primera, la única que merece la pena) y de Karate Kid. El momento de la verdad (1984), iconos de la cultura popular y productos comerciales más que dignos. Sin embargo, en La fórmula no dio con la fórmula, si se nos permite el retrúecano.
Un policía se encarga de la investigación de la muerte de un amigo, y después de la esposa de éste. Encuentra entonces una turbia conspiración en el centro de la cual está la fórmula para fabricar a gran escala el primer combustible artificial del mundo...
Brando hace un papel secundario, de gran divo, pero el protagonista real es el sobrio, siempre soberbio George C. Scott, el oscarizado actor de Patton (1970) que rechazó el premio. Aparece también una actriz, Marthe Keller, que durante los setenta y los ochenta tuvo gran brillo, para después apagarse en un ocaso inexplicado, inexplicable. Además, está ese lujo interpretativo que era sir John Gielgud.
(24-06-2007)
117'