Hay películas cuya caspa es involuntaria, fruto de la escasez de medios (cfr. las obras completas de Ed Wood, desastroso director que, sin embargo, inspiró una de las más hermosas películas de Tim Burton); hay otras en las que la caspa se fabrica adrede (véase el díptico formado por Death proof, de Tarantino, y Planet terror, de Rodríguez, con su diseño Kaka De Luxe); y hay otras en las que se hace de la necesidad virtud y, a falta de medios, se apuesta descaradamente por el desparpajo, la desvergüenza y el disparate. En esa línea habría que recordar clásicos como El vengador tóxico, en los USA, o en España, en una línea aún más cutre, algunas películas del malagueño Pedro Temboury, como el corto Psycho-lettes o el largometraje de revelador título, Ellos robaron la picha de Hitler.85'