En 2013 el estreno en pequeño formato del musical teatral La llamada, en el Teatro Lara de Madrid, resultó ser un gran éxito, hasta el punto de que la obra pasó a ser representada en la sala principal del local. El musical se presentó en otras ciudades españolas, e incluso ha conocido versiones en países foráneos como México. Ante tal repercusión comercial, estaba cantado que terminaría llevándose al cine, como así ha sido, también de la mano de los mismos autores de la pieza teatral, Javier Ambrossi y Javier Calvo, conocidos popularmente como Los Javis, ambos actores que desde 2010 trabajan juntos aparte de ser pareja sentimental.
El caso es que La llamada película es una adaptación bastante fiel del musical teatral, aunque lógicamente se aprovecha para “airear” un poco la trama, que ahora sucede ya en un campamento auténtico, no en uno de cartón-piedra. Se nos narra la historia de dos adolescentes, Susana y María (supuestamente en torno a los 17, aunque Macarena García, que hace de María, ya está rondando los 30...) que, en un campamento cristiano en Castilla y León (en Segovia, concretamente), se dedican a intentar promocionar su grupo “electro-latino” conocido como Suma Latina. Pero a María se le aparece tras la pared de su cabaña un señor mayor que baja por unas escaleras cantando canciones de Whitney Houston, y ella cree que es Dios... La mayor parte de las chicas del campamento se van de excursión, pero las dos pánfilas se quedan castigadas por sus travesuras, a cargo de Sor Bernarda, la nueva monja en jefe, y Sor Milagros, novicia con poco seso y mucha capacidad para parlotear...
La llamada es una de esas películas que cae irremediablemente simpática, aunque en verdad tenga poca chicha. La historia es muy marciana, con ese Dios que tiene voz y apariencia de “crooner”, que desdeña que le recen pero le gusta que canten con él (o para él), con una adolescente que encuentra esa especie de llamada que no se sabe si es conversión al cristianismo o simple fascinación por un señor mayor, y otra chica que tampoco tiene muy claro lo que quiere (cosa, por lo demás, perfectamente normal cuando se tiene 17 años) y termina encontrándolo bajo la cofia de una novicia (y ella no está debajo de esa cofia, para entendernos...).
Film que parece hacer un cántico a la necesidad de hacer cosas, aunque nos equivoquemos al hacerlas (es lo que viene a decir el ya popular eslogan javiano, “lo hacemos y ya vemos”), a una especie de “carpe diem” un tanto dislocado, y que nos muestra a monjas ciertamente impensables en la realidad (aunque el realismo no sea, desde luego, una de sus claves), la película de Los Javis los revela como cineastas de desaliño formal, al menos por ahora. Nos parecen Javier Ambrossi y Javier Calvo como una especie de nuevos Almodóvar, por duplicado, mucho más amables que el manchego, en una clave “light” y sin la provocación venenosa del autor de La ley del deseo. Pero también, al menos por ahora, sin el más que demostrado talento artístico de Pedro Almodóvar, que él ha sabido pulir, domeñar y encauzar con el paso del tiempo.
Todo el reparto está entonado, sobre todo si tenemos en cuenta que casi todos ellos ya habían encarnado sus personajes en las representaciones teatrales. Sin embargo, Macarena García, que nos parece un notable actriz, aquí está un tanto desubicada, quizá porque su personaje, la jovencita encandilada por un Dios que baja las escaleras como si fuera Norma Duval (aunque sin plumas...), era de difícil encaje. Mejor Anna Castillo, aunque esta chica parece tener pocos registros: casi siempre hace el mismo papel; las mejores, Gloria Olayo, como la monja madura y moderadamente ye-ye, y sobre todo, la siempre estupenda Belén Cuesta, que tiene el don de hacer desarmantemente naturales cualesquiera papeles que haga, en este caso la novicia con dudas sobre su vocación que añora los tiempos en los que se dedicó a la música.
Habrá que estar atentos a Los Javis; además de este su primer largometraje de ficción, han llamado la atención con la webserie petarda Paquita Salas, todo un éxito en las televisiones de la TDT y canales de internet, por lo que parece que en ellos hay unos interesantes creadores que, esperamos, puedan subir peldaños (como si fuera por la escalera divina de su película...) en su futuro quehacer artístico.
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