Jennifer Hills, una joven escritora neoyorquina, de vacaciones a orillas de un lago en el estado de Connecticut, es brutalmente agredida y violada por tres sátiros y un tarado mental. La mujer incubará en su seno el deseo de venganza de sus violentadores, y no cejará hasta matarlos horriblemente uno a uno...
Lo cierto es que hay veces que un título puede despistar, como ocurrió en este caso en el que el original Day of the woman (literalmente, “El día de la mujer") fue cambiado para su estreno en España, a principios de los años ochenta, por el mucho más explícito de La violencia del sexo, buscando a buen seguro excitar el morbo del espectador, en un tiempo en el que en España se veía mucho cine con sexo como temática casi única, tras muchos años de censura en los tiempos del franquismo. Curiosamente, en el mundo anglosajón, a partir de los años ochenta, la película cambió su título de Day of the woman por el menos sutíl de I spit on your grave (literalmente, “Escupo sobre tu tumba”).
Pero ciertamente esta película no es un mero (sub)producto erótico al uso, de los que a finales de los setenta y principios de los ochenta en España eran clasificados como “S” (porque supuestamente podían “herir la sensibilidad del espectador”, aunque en la práctica funcionaba como un poderoso reclamo comercial), aunque en este caso fue calificada con esa letra por su extraordinaria violencia física y verismo en las escenas de la violación y posterior venganza.
Se trata de una producción independiente, de Cinemagic Productions, productora de la que formaban parte Meir Zarchi, el director de esta cinta, y su socio Joseph Zbeda. El guión, debido al propio Zarchi, es un hallazgo por la dureza de las situaciones planteadas y su eficaz resolución. Es cierto que, en la práctica, Zarchi pecó quizá de cierta morosidad en algunas escenas, pero lo compensó ampliamente con un estimable sentido cinematográfico que hace interesar al espectador desde los primeros fotogramas.
Por supuesto, el tema de la violación de una mujer y su ulterior revancha contra sus agresores no es nuevo. Sin ir más lejos, cabría recordar el wéstern Ana Caulder (1971), en la que existía también una venganza de este tipo. Pero lo que no tiene el guión de originalidad lo tiene de fuerza, y en este sentido la película es enormemente impactante.
A la buena puesta en escena de Meir Zarchi ha de añadirse la excelente interpretación de Camille Keaton (esposa en aquellos años del director, siendo por otra parte prima lejana del gran Buster) y un aceptable trabajo de los jóvenes actores que la secundan. La fotografía de Nouri Haviv de los bellos parajes del bosque contribuye al buen resultado final.
(27-10-2021)
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