Burt Kennedy fue un cineasta mediocre, que se especializó durante las décadas de los sesenta y setenta en el género del western (ya entonces tocado de muerte), tanto en televisión (El Virginiano) como en cine (El regreso de los siete magníficos, Ataque al carro blindado), pero siempre con escasez de talento en trabajos rutinarios.
En Ana Caulder también están presentes su cortedad de reflejos y su falta de ritmo narrativo, pero al menos cuenta una historia un tanto insólita, sobre todo para la fecha en la que se rodó esta película, a principios de la década de los setenta.
Ana Caulder (encarnada por Raquel Welch), una hermosa mujer, es violada por tres mugrientos malhechores, que no contentos con ello asesinan también al marido de la mujer ultrajada y además queman la hacienda familiar. La bella toma entonces una decisión terrible, ejercitarse en el manejo de las armas para perpetrar su venganza. Un extraño pistolero le servirá de instructor.
Con tal historia se justificaba razonablemente la aparición en paños menores de una Raquel Welch pletórica de encantos, sin duda en su mejor momento físico, lo que constituye una baza favorable a este por lo demás endeble producto. Notable reparto de secundarios, desde el gran Ernest Borgnine a Jack Elam, una institución en el cine del Oeste, pasando por Strother Martin y la oxigenada Diana Dors.
85'