En una finca situada en la zona rural de Ontario, en Canadá, viven dos amigas, Jill y Ellen; ambas forjaron su amistad en sus tiempos de la universidad, y tras ello decidieron establecerse en esa zona para montar una granja de pollos, si bien están teniendo problemas porque un zorro merodea por los alrededores, y sus asaltos les están suponiendo serios quebrantos económicos; Jill es más frágil, mientras que Ellen es la que se encarga de la administración y la gestión, tiene un carácter más fuerte. Un buen día aparece un marino, Paul, que resulta ser el nieto del anterior dueño de la granja; esa visita trastocará todo lo establecido hasta entonces entre las dos mujeres, aflorando sentimientos hasta entonces ocultos.
Este film, La zorra, salvando las distancias que procedan, nos ofrece un cierto parentesco con Teorema (1968), una de las obras maestras de Pier Paolo Pasolini. Así, la irrupción de un desconocido desencadenará una guerra fría entre las dos mujeres, aparentemente para conseguir sus favores, aunque en el fondo habrán otras motivaciones. De hecho, todo es subterráneo en esta muy curiosa cinta, una de las primeras veces que el cine norteamericano afrontó el tema de la homosexualidad femenina sin cargar las tintas ni en lo melodramático ni en presentarla de forma negativa.
El director, el neoyorquino Mark Rydell, se fogueó en la profesión a principios de los años sesenta en populares series de la época, como El virginiano o Jim West, para saltar a la gran pantalla con este drama cuyo interés radica en buena parte en el excelente guion de Lewis John Carlino y Howard Koch sobre la novela de D.H. Lawrence, consiguiendo dotar al film de un clímax ciertamente sugestivo. Posteriormente Rydell rodaría algunos otros films significativos, como el estimulante wéstern Los cowboys (1972), con John Wayne, La rosa (1979), con la gran Bette Midler, y la que quizá sea su película más conocida, En el estanque dorado (1981), el testamento cinematográfico actoral de Henry Fonda.
En La zorra, de una forma compleja y muy bien estudiada, Rydell va haciendo progresar la trama a través de sucesivas escenas de gran densidad psicológica. Las reacciones encontradas entre el triángulo protagonista, las pasiones desatadas dentro del árido paisaje de la nieve, alcanzarán notables cotas de interés.
En otros aspectos, excelente la partitura del gran Lalo Schifrin, el inolvidable compositor de, por ejemplo, el famoso tema principal de la serie Misión Imposible, así como la fotografía, del maestro William Fraker, en un magnifico color DeLuxe. Pero es evidente que la mejor baza de la cinta estuvo en sus intérpretes, Sandy Dennis, Anne Heywood y Keir Dullea, este último al que recordamos de la memorable 2001, una odisea del espacio, que rodaría al año siguiente de esta La zorra.
(18-10-2021)
110'