Pelicula:

Tenemos escrito (ver en CRITICALIA el artículo titulado Mi nombre es Returns, Superman Returns…) que en España existe la manía insoportable de mantener, en muchos casos, los títulos originales de las películas extranjeras, incluso cuando tienen una fácil traducción al español. Pero es que a veces ocurre justamente lo contrario, cuando el distribuidor de turno se hace el gracioso y rebautiza una película con un título disparatado. Para muestra, este botón: Molière ha sido titulada en España como Las aventuras amorosas del joven Molière. Vamos a ver, no hay tales “aventuras amorosas”; en todo caso, hay una sola, y no se puede decir en sentido estricto que sea un rollo sexual, sin más, sino que tiene su poso sentimental, y, por supuesto, no es el eje central de la historia. Entonces, ¿a qué viene este espantoso, plano, romo, exangüe título? ¿Es que el distribuidor, a estas alturas, quería atraer a algún público prometiendo sexo en pantalla, como si estuviéramos en la época de las películas calificadas “S”? Además, Molière no fue precisamente Casanova, y su vida amorosa no fue especialmente excitante, que se sepa.

En cuanto a la película propiamente dicha, se trata de una especulación sobre una etapa de la vida del gran Jean-Baptiste Poquelin (conocido en el siglo como Molière) que no está bien documentada, un tiempo de su juventud en el que, tras varios fracasos de sus montajes teatrales, desapareció durante varios meses, hasta que a su regreso comenzó la carrera que le llevaría a la inmortalidad.


El film de Tirard juega con la posibilidad de que durante ese tiempo Molière viviera en algún lugar donde le viniera la inspiración que después plasmaría en obras maestras como El médico a palos, El avaro o Tartufo, e imagina entonces cómo pudo ser ese tiempo y dónde lo gastó el gran comediógrafo. Supone Tirard y su coguionista Grégoire Vigneron que el actor y director vivió en casa de un rico burgués que le contrató para embelesar a una bella arpía, lugar donde se enamorará de la mujer de su patrón y donde habrá de lidiar también con el arrogante bellaco que pretende distraer a su amo buena parte de su fortuna.

Es cierto que la película se sigue, en general, con agrado, permitiendo al espectador un juego tan divertido como ir adivinando qué escena del film pertenece a qué obra molieriana: no es difícil rastrear la huella de El burgués gentilhombre, Las mujeres sabias o Tartufo. Pero también es verdad que el metraje es excesivo, y que hacia la mitad del film el ritmo narrativo decae apreciablemente.


El resultado es una obra irregular, irreprochablemente ambientada en palacios de la Francia monárquica (de los Capeto, se entiende), con un buen plantel de actores: Romain Duris, al que hemos visto en films como Exils o De latir, mi corazón se ha parado, confirma que es uno de los valores más interesantes de su joven generación; Fabrice Luchini, como siempre, está espléndido, quizá el mejor de los de su edad en Francia; la italiana Laura Morante ha mejorado con los años (en España la vimos en La mirada del otro, de Vicente Aranda, y entonces no era gran cosa); y Ludivine Sagnier muestra de nuevo todo su encanto de jovencita pimpante, pero también su gran talento. Laurent Tirard los dirige a todos con mimo, y su film nos recuerda que hay un venero inagotable en los clásicos, y que, a estas alturas, una adaptación al tiempo moderno de títulos como El médico a palos o El enfermo imaginario podría ser una bomba.

(20-11-2007)


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120'

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Las aventuras amorosas del joven Molière - by , Jul 06, 2021
2 / 5 stars
Una teoría sobre la inspiración