Pelicula:

Santi Amodeo (Sevilla, 1969) es un director que se dio a conocer a principios de este siglo XXI con El factor Pilgrim (2000), en comandita con Alberto Rodríguez, una peli hecha con tres perras gordas, una comedia alocada pero la mar de estimulante sobre la leyenda del quinto Beatle. A partir de ahí los destinos de ambos cineastas sevillanos se separaron, aunque Amodeo todavía colaboró en el guion del segundo largo de Rodríguez, El traje (2002), ya dirigido por éste en solitario. A partir de entonces Amodeo ha tenido una trayectoria bastante irregular, primero con un par de títulos que podemos catalogar como de cine “independiente”, por no decir casi “underground”, Astronautas (2003) y Cabeza de perro (2006), donde demostraba una rara capacidad visual, pero también un empecinamiento en hacer cine “contra el público”, pecado mortal que suele terminar en el infierno del ostracismo, como así ocurrió.

Lo malo es que cuando volvió a dirigir, siete años después (con un interludio para grabar por encargo un capítulo de la serie Hispania), hizo una comedia comercial cuyo objetivo era reventar las taquillas, ¿Quién mató a Bambi? (2013), "remake" de la mexicana Matando cabos (2004), pero que se quedó muy lejos de ello, sin llegar siquiera a los 150.000 espectadores. Ello le valió otros seis años de ostracismo, hasta hacer Yo, mi mujer y mi mujer muerta (2019), firme candidata en su momento al premio al título de película más idiota del año (si hubiera tal premio...), y que tampoco lo sacó de pobre.

Ahora Amodeo vuelve, en sus propias palabras, a sus orígenes, al cine hecho con poco dinero, intérpretes prácticamente desconocidos e historias esquinadas, como aquellas de Astronautas y Cabeza de perro. Pero, nos tememos, tampoco esta vez va a concitar entusiasmos... La acción se ambienta en Sevilla, en nuestros días: la historia está contada en off por Ana, adolescente en torno a los 17 años, que vive en una familia con padres permanentemente enfadados con el mundo y que casi ni se miran, y un hermano estúpido (bueno, ya se sabe que, aparte de ellos mismos, todo el mundo fuera de los adolescentes es estúpido...); tiene una “más mejor amiga”, como dicen las horribles traducciones yanquis del clásico “more better friend”, a la que llama por su apellido, Corrales. Asistimos, en buena parte a través de sus redes sociales, mayormente Instagram y Tik Tok, a retazos de la vida de esta chica que tiene (junto a su amiga Corrales, por la que siente una devoción quizá no solo amistosa) una fijación suicida por el suicidio, si vale la redundancia; así conoceremos también a la madre de la Corrales, que es como el envés de la de Ana, toda amabilidad y buen rollo con su hija...

Las gentiles tiene varias virtudes pero, nos tememos, también un defecto de tamaño “king size”. Entre sus bondades cabría mencionar el original tratamiento formal, contando la historia con frecuencia a través de los mensajes de la protagonista en sus redes sociales, que ya nos dicen bastante de su carácter y sus (pre)ocupaciones,  y también de su obsesión por el suicidio; esa misma forma de contar está ampliada, por elevación, a la propia historia de Ana y Corrales, narrada como con impresiones, con flashes como los de sus imágenes de Instagram o sus alocados vídeos de Tik Tok. Es, en ese sentido, un lenguaje fresco, moderno, que busca la indagación y la originalidad. Desde ese punto de vista formal nos parece que Amodeo da en la tecla, como era de prever, porque en sus anteriores obras “indies” ya había dado muestras de un poco frecuente talento para la creación visual.

Sin embargo, nos tememos que el tema central del film, esa especie de fijación por el suicidio de las dos adolescentes, peca de banalización, dándole un tratamiento como si fuera otra de las tonterías de las niñas, como sus selfies o inanes animaciones con peluchitos, cuando el tema del suicidio es bastante más serio que esas chorradas. Porque, sin salir de España, en nuestro país se quitan la vida en torno a 3000 personas al año. Para que nos hagamos una idea, mueren por suicidio en España anualmente tres veces más personas que por accidentes de tráfico, que nos parecen, y con razón, una tragedia enorme. Un tácito pacto de los medios de comunicación desde hace años, casi siglos (cosa rara en este país nuestro tan cainita...) hace que las noticias de suicidios apenas aparezcan en los periódicos, de papel o cibernéticos, para evitar el efecto llamada que, mayormente en las personas con depresión, podría causar una auténtica hecatombe.

Por eso nos parece que tratar el suicidio de esta forma, como si fuera otro vídeo estúpido con el que conseguir “likes”, o presentando temerariamente escenas como la de la niña que, azuzada por sus ¿amigas?, cruza sin mirar una calle con tráfico intenso (“jo, tía, lo vas a petar en YouTube”) es, cuando menos, cuestionable, por ser benévolos en la expresión.

Así que bien en la forma y mal (en nuestra opinión, por supuesto) en el mensaje que se transmite, en la trivialización de un problema gravísimo que aquí aparenta ser otra de las dulces tonterías que hemos hecho todos los seres humanos cuando todavía estamos cociendo, a fuego lento, lo que seremos (o no seremos...) en el futuro.

Correcto trabajo actoral de las dos adolescentes protagonistas, nuevas en esta plaza, que resultan frescas y sorprendentemente seguras en sus personajes; está claro que Amodeo ha hecho un buen trabajo previo en la dirección de actrices. Hermosa la fotografía urbana de Álex Catalán, que saca buen partido de una Sevilla alejada de la postalita, y muy original la música, compuesta por el jerezano Bronquio y el propio Amodeo.

(08-11-2021)


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77'

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Las gentiles - by , Jun 04, 2022
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